BOGANCLOCH | FESTIVAL DE CINE DE SEVILLA
Un hombre y el cosmos
El actor británico Jeremy Irons (Cowes, 1948) lamentó este jueves en Sevilla que “todos estamos atrapados por la economía” y que en la actualidad “ha empeorado” la dicotomía que siempre existió en el cine entre el entretemiento y la obra de arte. “Transmitir la historia desde el corazón de una persona para llevarla a los corazones del público no da tanto dinero y se ha dejado de lado”, comentó el intérprete de Inseparables de David Cronenberg o Herida de Louis Malle, que sumó a su visión un tanto derrotista del presente que los jóvenes “han perdido el hábito de la concentración y buscan el placer inmediato”.
Irons ofreció en el Platea Odeón Imperdible una rueda de prensa junto a su paisano el productor David Puttnam (Londres, 1941), con el que rodó a mediados de los 80 La Misión, de Roland Joffé, “quizás el mejor ejemplo de que la combinación de arte y entretenimiento es posible”, y con el que coincide en Sevilla como jurado del festival y receptor del Giraldillo de Honor. Puttnam, responsable de otros éxitos como Carros de fuego, con la que ganó el Oscar, o Los gritos del silencio, aseguró que siempre ha compaginado la ambición artística con el respeto a los espectadores. “Un creador no puede olvidar a su público, que es su pan, y hay que tenerlo siempre en consideración”, sostiene Puttnam, que recordó que “llevamos La Misión a Cannes y logramos la Palma de Oro, pero la película, en realidad, no estaba acabada. Tras el festival le cortamos ocho minutos para que funcionara mejor, para que no aburriera. Hay que pensar en la audiencia. Aquí suele hacer buen tiempo, pero en Londres no, y el ideal es que la gente haga cola bajo la lluvia para ver tu película”.
Hace más de cuatro décadas que Irons despuntó en proyectos como La mujer del teniente francés o Retorno a Brideshead, pero su perspectiva de la actuación “no ha cambiado. Me atraen los personajes que me planteen una aventura, que me lleven a otro lugar”, argumentó. “A veces, hago un papel con el que gano una millonada, pero eso no es lo habitual”. Para Puttnam, cuando un actor realiza una buena interpretación el espectador “dice: Yo conozco a ese hombre, se siente identificado”. Irons consiguió ese reconocimiento, cuenta, con La casa de los espíritus, la adaptación de la novela de Isabel Allende que dirigió Bille August. “Encarnaba a un hombre terrible, pero muchas mujeres se me acercaban para decirme que era idéntico a su padre”, rememora con esa voz grave que prestó al villano de El Rey León, Scar. Aunque no quiso decantarse por ningún personaje en concreto de su larga trayectoria, Irons mostró su simpatía por el aristócrata sospechoso de provocar el coma a su esposa al que daba vida en El misterio von Bullow, el largometraje por el que consiguió su único Oscar y cuyo recuerdo le sirvió para hacer una defensa de la sutileza. “Hay personas que se presentan de golpe, y eso es tedioso, así se va el misterio. Prefiero el enigma, ir revelándote poco a poco. Yo tiendo a esconder a parte de mis personajes”, expuso.
Preguntado por qué aconseja a los jóvenes que quieren dedicarse al cine, Irons recomendó: “Concéntrate en ello y usa tu parte más salvaje. Actúa como un zorro cuando va a cazar una gallina. Sé un zorro y disfrútalo. Y aprende de los maestros que te han precedido”, sugirió. Puttnam hizo hincapié en esta última idea. “Yo doy clases, y advierto que muchos chavales no han visto suficientes películas. Creen que el cine empezó con Spielberg, y ni imaginan todo lo que puede enseñarles alguien como Charles Chaplin”.
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