Allegra Versace, la 'principessa' anónima

La sobrina preferida del diseñador, hija de Donatella, heredó la mitad del imperio pero vive de lejos el mundo de la moda

Donatella, la hermana del diseñador, con su hija, Allegra Beck Versace.
Donatella, la hermana del diseñador, con su hija, Allegra Beck Versace. / Efe
Fátima Díaz

25 de marzo 2018 - 03:00

La joven heredera del imperio de su tío, el diseñador Gianni Versace, ha elegido el anonimato como forma de vida. A sus 31 años, poco se sabe de la hija mayor de Donatella, la sobrina preferida del mítico Versace. Desde que nació tuvo todas las oportunidades para convertirse en una gran estrella. Ojito derecho de su tío -él la llamaba su principessa-, es hija de la excéntrica Donatella y del modelo estadounidense Paul Beck. Allegra Beck Versace pudo elegir entre ser la heredera más glamourosa de todos los tiempos, una socialité de la moda, o una it girl mundial. Pero ella ha escogido otro camino: el del anonimato, aunque le sea imposible llevarlo a sus últimas consecuencias.

Nacida en Milán el 20 de junio de 1986, la joven que saltó a los medios cuando apenas tenía 11 años. La vimos vestida de luto, con un elegante velo de encaje cubriendo su cabeza y un pañuelo en la mano para secarse las lágrimas en el funeral de su tío querido, tras ser asesinado a manos de un fan enloquecido a las puertas de su casa de Miami. Era el año 1997 y la sorpresa llegaba con la apertura del testamento del diseñador más carismático de los 90, ese que convirtió en superestrellas a Claudia Schiffer o Naomi Campbell y que llenó de sensualidad y extravagancia las pasarelas.

Gianni dejaba como heredera de la mitad de su imperio a su adorada sobrina (más de 600 millones de euros) y el resto lo distribuía entre Donatella y Santo, su hermano mayor. Al hijo pequeño de Donatella, Daniel, que hoy tiene 26 años y es músico, Versace le dejó su maravillosa colección de arte que cuenta con cuadros de artistas como Picasso. A pesar de tener más sobrinos, Allegra era su niña mimada. "Con ella puedo hablar, siempre me dice la verdad", decía de la niña.

Pero a ella ese legado, al contrario de resultarle un lujo, solo le produjo ansiedad y miedo. Vivió una infancia llena de lujos ("era la niña mejor vestida de Milán", recuerda Donatella). El mismísimo Elton John le regaló un piano que nunca aprendió a tocar. Gianni le inculcó el amor por el ballet y, aunque no se dedicó a ello profesionalmente, hoy es una de sus grandes aficiones. En su adolescencia, sufrió anorexia, sus padres llegaron a enviar en 2007 un comunicado pidiendo que se respetara su privacidad. Hasta que no cumplió los 24 años no asumió sus responsabilidades al frente de Versace, pese a que su tío había dejado escrito que sería con 18 cuando recibiría la herencia. Prefirió estudiar y estar lejos de los focos. Asistió a la Universidad de Brown y después a la de UCLA, en California, donde estudió Interpretación, Francés e Historia.

Ahora, cada mes, Donatella la visita en Estados Unidos y cuentan que suelen encerrarse en un piso del Beverly Hills para escuchar canciones de Madonna (amiga de la familia) y que sólo salen para ir de compras a tiendas vintage o para comprar sushi en Matsuhisa, el japonés más famoso de Hollywood. Ambas se quieren y se respetan como son. Donatella, con sus excentricidades, y Allegra, que prefiere ver series de televisión a las fiestas.

El palacio de Gianni Versace se ha transformado en hotel de lujo a 1.000 euros la noche

Gianni Versace está de actualidad, a pesar de que hace ya más de 20 años que fue asesinado en la escalinata que daba acceso a su mansión de Miami Beach a manos de Andrew Cunanan. El motivo es la serie El asesinato de Gianni Versace, que esta noche en Antena 3 continúa repasando sus últimos días, sus tumultuosas relaciones y su excéntrica forma de entender la vida. Una historia con luces y sombras protagonizada por Edgar Ramírez, Penélope Cruz y Ricky Martin, que pone el foco de atención más si cabe en esa mansión que aún sigue en pie y que desde aquel trágico 15 de julio de 1997 se ha convertido en una parada obligatoria para los turistas más morbosos. Curiosos que persiguen la historia negra de Estados Unidos y que también tienen la oportunidad ahora de dormir en una de sus exclusivas habitaciones, dado que la residencia en la que vivió su época dorada Versace es ahora un hotel de lujo. De gran lujo. A este hotel boutique se le conoce ahora como Villa Casa Casuarina y se trata de un majestuoso edificio de tres alturas construido en 1930 como un complejo de apartamentos independientes. Así permaneció seis décadas, acogiendo a distintas familias. Después, en 1992, apareció el afamado diseñador con la intención de hacer de este edificio un palacio a la altura de su imperio. Compró este complejo de viviendas por poco menos de tres millones de dólares, pero él tenía planes aún más grandes, y también se hizo con la propiedad del hotel con el que compartía muros, el Revere, por el que terminó pagando 3,7 millones de dólares. Un ingente desembolso que se queda en calderilla, teniendo en cuenta que después se gastó cerca de 32 millones de dólares en obras de restauración y acondicionamiento. Los 24 apartamentos originales dieron paso a diez suites decoradas con todo lujo de detalles, a las que se le sumaban las dos extra del ala sur. La superior, conocida como Venus, fue en la que se instaló Donatella Versace, su hermana. La misma que ahora, como Villa Casa Casuarina, está disponible al público por el módico precio de 1.000 euros la noche. Pero para eso antes tuvo que cambiar de propiedad. Fue en 2003, cuando el grupo Victor Hotels pagó 41,5 millones de dólares por el palacete en una subasta en la que también pujó el propio Donald Trump. Ahora, además de hotel en el que descansan puntualmente aquellos con bolsillos más holgados y amantes de la historia de Gianni Versace, también se cede a grandes producciones, como es el caso ahora de 'El asesinato de Gianni Versace'.

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