Máxima Zorreguieta, una reina de corazón argentino

La futura consorte, de carácter abierto y enorme personalidad, es una de las personas más queridas de la Casa Real 'orange' y muy popular en los países iberoamericanos.

Máxima Zorreguieta, una reina de corazón argentino
Cecilia Caminos (Dpa)

Buenos Aires, 29 de enero 2013 - 11:41

Después de que la reina Beatriz anunciara que el próximo 30 de abril, la argentina Máxima Z hará del todo realidad su propio cuento de hadas. La monarca abdicará ese día al trono en favor de su hijo Guillermo Alejandro. Una argentina, por primera vez, se calzará la corona de reina. Habla holandés, inglés e italiano, además de español, y luce al mejor estilo monárquico europeo, pero la próxima reina de los Países Bajos no puede ocultar sus raíces. Con una sonrisa franca y espontánea, la princesa conquistó los corazones de los holandeses sin dejar de lado el amor por su patria, pese a que debió renunciar a su nacionalidad para aspirar al trono.

Los lazos de Máxima con Argentina, donde nació el 17 de mayo de 1971, son numerosos. Desde aquellas lágrimas surgidas con los compases del tango Adiós Nonino, de Astor Piazzolla, durante su boda en 2002 con el príncipe Guillermo Alejandro, hasta su refugio en la patagónica aldea andina Villa La Angostura, que visita asiduamente junto al futuro rey y a sus tres hijas.

Máxima arrastra también la sombra del trágico pasado de la Argentina. Su padre, Jorgue Zorreguieta, fue un alto funcionario de la última dictadura militar que gobernó entre 1976 y 1983 en Argentina. Trabajó primero como subsecretario y luego como secretario de Agricultura del dictador Jorge Rafael Videla, un pasado que le impidió asistir a la boda de su hija. Sólo varios años después se le permitió pisar suelo holandés.

La futura reina de Holanda nació en el seno de una familia acomodada de Buenos Aires. Asistió al exclusivo colegio inglés Northlands y se formó en la conservadora Universidad Católica Argentina (UCA) como economista. Según los autores de Máxima, una historia real, ella "no es la joven aristócrata y moderna, ni la jinete intrépida y aventurera, ni la economista brillante que nos cuenta la versión de la Corona. La verdadera Máxima fue una alumna normal, proviene de una familia de clase media que aspiraba a más, luchó toda su vida contra la balanza y nunca escondió sus ambiciones", aseguraron años atrás Gonzalo Álvarez Guerrero y Soledad Ferrari. "En realidad, ella es mucho más humana y normal, lo que la hace más creíble", resumieron entonces.

Máxima y Guillermo se conocieron en 1999 en la Feria de Sevilla, a donde había viajado la argentina mientras trabaja en Nueva York para el Deutsche Bank. Los rumores sobre el romance comenzaron a correr hasta que finalmente la pareja anunció su compromiso a principios de 2001. La boda se celebró el 2 de febrero de 2002 en la Nieuwe Kerk (Iglesia Nueva) de Ámsterdam. Han tenido tres niñas, la primogénita Catharina-Amalia, que será la próxima heredera al trono holandés, Alexia y Ariane, con las que Máxima suele salir a pasear por las calles de Buenos Aires en cada visita a su familia.

Máxima es dueña de un estilo sencillo, sin estridencias pero con glamour. Puede lanzarse al río a nadar en el marco de un acto benéfico, o dar una conferencia sobre microcréditos, tema sobre el cual asesora a las Naciones Unidas. También se ocupa personalmente de la crianza de sus niñas y es reconocida por su cercanía y conexión con la gente. No en vano es uno de los miembros de la casa de Orange-Nassau que goza de mayor estima popular, según las encuestas. La princesa Máxima vivió uno de los momentos más trágicos de su matrimonio con motivo del accidente de su cuñado, el príncipe Friso, el 17 de febrero de 2012, quien quedó malherido tras ser sepultado por una avalancha de nieve en Lech (Austria).

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último