Españoles, Naranjito ha vuelto. La mascota del Mundial 82, tal vez el emblema de un Mundial que mejor se recuerda en su país de origen al cabo de las décadas, está en forma. Se le vio volar dicharachero este domingo en la ceremonia inaugural del Mundial de Qatar. Comparado con otras mascotas futboleras, Naranjito sigue haciendo cosquillas a los recuerdos incluso a los que no habían nacido en 1982.

La mascota sevillana sigue teniendo un poso entrañable y se comparte con complicidad entre las generaciones y sigue vigente en colecciones de ropa y en reediciones de objetos.

En la ceremonia de inauguración de este domingo se vio a Naranjito pero algunos espectadores preguntaron que por qué iba solo ¿Dónde estaba su animada novia, Clementina?

Incluso en el programa Aruser@s de este lunes se ha especulado con humor qué pudo ser de Clementina. Si vive separada de Naranjito y por eso no han reaparecido juntos o si se fue con otro, con Citronio, tras el desastre deportivo del Mundial 82.

Naranjito en una de las miles de pegatinas editadas

Todo con bromas y carcajadas, el universo de Naranjito y de su serie de dibujos animados Fútbol en acción, sigue estando presente en la memoria.

Pero si alguien pregunta en serio qué pasó con Clementina: la mascota del Mundial era solo Naranjito. Fue el diseño elegido en 1979. La aparición posterior de otros personajes fue con motivo de la serie Fútbol en acción que produjo BRB para RTVE. En esos dibujos animados aparecían los amigos de Naranito, es decir, su pareja femenina, Clementina; su amigo de aventuras, el limón Citronio; y el robot Imarchi, que custodiaba las imágenes de anteriores mundiales. El villano era Zruspa, que quería boicotear todo lo que fuera fútbol y sus sicarios eran los Cocos. Hablamos de 1981, cuando se estrenó una serie para rentabilizar así la popularidad de la mascota de España 82.

Clementina formaba parte de la serie y nunca fue mascota oficial. Ni ella ni el resto de personajes. Fútbol en acción desapareció de la programación en vísperas del Mundial, una estrategia de lo más despistada para rentabilizar su icono más inolvidable.