Los paisajes reales que inspiraron a Disney
Desde el Alcázar de Segovia hasta el Taj Mahal o el monte de Saint Michel, cualquier bello rincón del mundo sirve de idea para crear escenarios ficticios
Si a un niño lo dejaran delante del castillo del Rey Loco, en el sur de Alemania, seguramente vería en esta imponente fortaleza de Baviera la misma silueta que la del palacio que corona cualquier parque Disney e incluso esperaría ver a la Bella Durmiente alojada en una de sus salas. Y es que el castillo de Neuschwanstein sirvió de inspiración al creador de la factoría Disney para dar forma en su imaginación a los escenarios de aquella película.
Pero el de la Bella Durmiente no ha sido el único palacio de Disney que se ha creado a partir de un paisaje real. No hay más que echar un vistazo al Alcázar de Segovia para ver las semejanzas que guarda esta fortaleza española con el castillo de Blancanieves o ver las similitudes del castillo del príncipe Eric de La Sirenita con el Chateau de Chillon que se emplaza a orillas del lago Leman en Ginebra. Las coincidencias son asombrosas también si se compara el palacio del sultán de Aladdin con el Taj Mahal, ambos compuestos por un edificio central coronado con una gran cúpula y dos grandes torres flanqueando el edificio. Y qué decir, del parecido que tiene la casa del emperador de Mulán con la ciudad prohibida de Beijing en China.
Disney ha recorrido los más bellos rincones del mundo para buscar en ellos la inspiración a sus películas. Llama la atención, por ejemplo, las semejanzas que tiene el reino de Corona de la película Enredados con el Monte Saint Michel de Normandía, en Francia, o la similitud que guardan las calles por las que se pasea la protagonista de La Bella y la Bestia con los pueblos de la región de la Alsacia, en el noroeste de Francia. Otros escenarios imaginarios creados por Disney, como el de la ciudad perdida de Atlantis, está basado en uno de los monumentos religiosos más grandes del mundo, el Angkor Wat de Camboya, mientras que la ciudad de Ágrabah de Aladdín tiene mucho parecido con la ciudad antigua de Bagdad. Los escenarios de Pinocho, a pesar de que la historia se desarrolla en Italia, se asemejan demasiado a los de la bonita ciudad de Rothemburg en el sur de Alemania, mientras que uno de los montes más característicos de la sabana del Rey León no cabe la menor duda que está inspirado en el Kilimanjaro de Tanzania. Otros escenarios que encuentran su sitio en películas de Disney son las cataratas del Ángel, muy parecidas a las cataratas Paraíso de Up, y el Machu Picchu de Perú, donde se inspira el pueblo de Pacha en El emperador y sus locuras.
Más reciente es la cinta Aviones de rescate 2, donde es llamativo el parecido que guarda la Gran Cabaña Fusel del imaginario parque Nacional de Piston Peak con la Old Faithful Inn del Parque Nacional de Yellowstone. También en la taquillera Frozen hay escenarios reales que pusieron sobre la pista a los creativos, como la capilla del palacio de Arendel, inspirada en la Iglesia de San Olaf, o el palacio de cristal de Elsa, que bien podría tener en su interior una de las dependencias del Hotel Glace de Quebec.
Hay otros casos en los que más que inspirarse en monumentos se ha copiado literalmente, como la catedral de Notre Dame por las que se pasea el jorobado y la guapa Esmeralda.
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