Pasarela

Las pertenencias de Marujita Díaz, a la venta

  • Vestidos, muebles y bisutería de la artista desde los 30 a los 1.000 euros pueden adquirirse en un rastrillo benéfico

Más de cincuenta trajes, muebles y bisutería. Prácticamente todas las pertenencias de Marujita Díaz están a la venta en un rastrillo solidario del que se encarga Molina Cuevas, una joyería situada en la calle Hermosilla y a la que la fallecida actriz dejó instrucciones muy claras acerca de sus últimas voluntades. Al parecer, Marujita quería que todo fuera vendido y lo recaudado se donara a diversas asociaciones benéficas de ayuda a niños y ancianos. Un precioso gesto que está teniendo un gran éxito, puesto que estos días multitud de curiosos y seguidores de la artista hacen cola para adquirir un recuerdo de ella a un precio de lo más asequible.

Marujita Díaz falleció el pasado 23 junio a los 83 años de edad. A pesar de su avanzada edad, se encontraba bien de salud después de superar un cáncer cuatro años antes, por lo que su pérdida pilló desprevenido a todo su entorno. Marujita fue una de las actrices más importantes y carismáticas de los años 50 y 60 y protagonizó un sonado y mediático romance con Dinio, un apuesto cubano cuarenta años más joven que ella.

Cuando la artista falleció "ya había dejado por escrito que los objetos y, sobre todo, el vestuario de sus películas debían ser vendidos en un rastrillo benéfico". Unas últimas voluntades que formaban parte de su "trayectoria personal", ya que siempre estuvo involucrada en proyectos para recaudar fondos destinados a ayudar a niños y ancianos. "Hay personas públicas que un día hacen algo y se llevan a 18 cámaras detrás", comenta David Cuevas, uno de los propietarios de la joyería en la que hoy en día se venden sus pertenencias. Y recuerda esbozando una sonrisa: "En el Rastrillo Nueva Futuro se pasaba diez horas todos los días y cada vez que alguien le pedía una foto, ella decía: "La voluntad". Esa "voluntad" iba a un cesto que se entregaba a la recaudación".

Desde 30 euros a 1.000, hay precios para todos los gustos en el rastrillo. El objeto más valioso, el de 1.000, es un aparador en tonos ocre de finales del siglo XIX que estuvo en su casa.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios