Pasarela

Al rescate del 'flower-power'

  • El movimiento hippie 'peace and love' de finales de los sesenta inspira la colección resort 2017 de Moschino.

Resulta paradójico que Jeremy Scott, el diseñador de la firma Moschino, haya viajado hasta finales de los sesenta para inspirarse en el movimiento hippie y en base a todo lo que significó, sobre todo en lo que a estética se refiere, haya creado su colección crucero 2017.

El lujo integrado en la filosofía anti materialista del mundo occidental, pero ambas igualmente pacíficas. Gran acierto el de la firma italiana, que ha elegido a Los Ángeles como escenario para presentar su esperada línea resort. Un desfile que hizo un guiño al peace and love, al sentimiento contracultura pacifista y al mismo tiempo atrevido de los hippies tan artísticamente prolíficos en Estados Unidos y Europa a finales de los sesenta y comienzo de los setenta. Su estilo psicodélico y lleno de colorido estaba inspirado en los alucinógenos y se plasmaba en la moda, en las artes gráficas y en la música. De nada de estos tips estéticos se ha olvidado Scott en sus patrones.

Alessandra Ambrosio, Miranda Kerr, Sara Sampaio, el español River Viperi y dos debutantes de lujo, Presley Gerbor, el hijo de Cindy Crawford –expectadora de excepción en el front row junto a Katy Perry, que coincidió con la ex mujer de su novio Orlando Bloom, Miranda Kerr, protagonizando ambas un selfie de lo más comentado en las redes, y Caitlyn Jenner, que se ha vuelto adicta a la moda y es una de las vips imprescindibles en todo desfile americano que se precie– y Amwar Hadid, hermano de Bella y Gigi Hadid, fueron los rostros estrella del casting que el diseñador ha elegido cuidadosamente para este desfile, en el que el color, los estampados, el crochet, los pantalones de campana y las plataformas XXL fueron los grandes protagonistas. Una explosión de color al más puro estilo flower-power hizo el resto, estuvo ahí presente el espíritu de Franco Moschino, el que en su día defendió la moda como terapia y reclamo para reír y divertirse.

 

Los complementos, hiperbólicos en su mayoría, volvieron a ser los grandes reyes del desfile de la casa italiana. De mil tonos y estampados y bajo formas inimaginables. Los bolsos como siempre han vuelto a ser el sello de la casa, pero en esta ocasión también lo han sido las boinas oversize y pamelas, todo, claro está, contagiado por el exceso de prints, sobre todo los florales, los psicodélicos, las rayas y el animal.

 

En cuanto a las prendas, además de los ya comentados pantalones de campanas, que ya se han instalado sin retorno, llamaron la atención los abrigos de verano elaborados con patchwork y bomber cortitas a juego, o no, con short y faldas.  

Para Moschino la clave está en la alocada fusión de colores, texturas y formas, y así lo ha propuesto en esta nueva línea cruise. Al fin y al cabo en eso consiste la moda, que no es más que un juego al que todo el mundo se apunta, con paz y amor. Oh, yeah! 

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