ANÁLISIS DE LA JUSTICIA

¡Al abordaje!: La visión de un juez sobre el control político de la Justicia

  • “Tú a los tuyos y yo a los míos” o la “escandalosa discrecionalidad” en los nombramientos

  • El Consejo General del Poder Judicial es una “franquicia partitocrática”

Portada del libro "¡Al abordaje!

Portada del libro "¡Al abordaje!

El magistrado sevillano Luis Alfredo de Diego ha escrito un libro con su percepción del control político de la Justicia en España y le ha puesto un título que habla por sí mismo: “¡Al abordaje!”.

De Diego, titular del juzgado de lo Contencioso-Administrativo 10 de Sevilla, traslada una conclusión triste sobre la politización de la Justicia aunque empieza haciendo una distinción entre los “jueces de trinchera” y el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). “Deliberadamente se mete a todos en el mismo saco”, afirma De Diego.

En su libro, que se publicará en los próximos meses, el magistrado lamenta que el  órgano de gobierno de los jueces esté “contaminado por el interés político partidista desde hace más de 30 años”, contaminación “que se contagia directamente, o al menos así se percibe, en los nombramientos de altos cargos judiciales”.

De Diego ofrece a este periódico un avance de su obra, en la que define al CGPJ como una “franquicia partitocrática” y “factor de corrupción del Estado de Derecho”, del que analiza su evolución desde 1980 hasta sus “últimos partes médicos”.

Los vocales del CGPJ “se agrupan en facciones -conservadores y progresistas- según a quien deban el cargo. Reproducen en miniatura la composición del Parlamento y se muestran públicamente como apéndices de los partidos que los encumbraron”, afirma. 

Dice el magistrado que “basta echar un vistazo a los medios de comunicación cuando hablan de jueces conservadores y progresistas como si fueran diputados”. Critica las “puertas giratorias” desde la Justicia a la política y viceversa “sin el más mínimo freno”, y el nombramiento para altos cargos de amigos o afines.

Sin olvidar el reparto de cuotas entre el partido del gobierno y la oposición para “asaltar y controlar” el CGPJ, “convertido desde hace mas de 30 años en una franquicia del poder político”.

Pero advierte de que estas patologías no son solo culpa de “una partitocracia insaciable en su voraz apetito por dominar el poder judicial”, sino que “también hay algunos jueces dispuestos a colaborar como actores secundarios, aunque sea de buena fe, con el sistema enfermo”.

Por ello pide “autocrítica” pues no siempre es cierta la idea de que en la politización de la Justicia “los políticos son los únicos culpables y los jueces siempre las víctimas”. “En realidad no es así, pues un análisis más detenido permite apreciar que amplios sectores de la judicatura han tenido una participación, tal vez involuntaria, en los males que aquejan al gremio”.

El libro ha sido prologado por el escritor José Antonio Gómez Marín, quien coincide en el análisis: “todos los partidos, sin excepción, aspiran a controlar el Poder Judicial,  a neutralizarlo, de manera que no constituya un riesgo para su arbitrariedad sino todo lo contrario, un instrumento colaborador para sus designios”.

Y arremete contra la “aberración” de que incluso ministros del Gobierno de España hayan “exigido demagógicamente la supeditación del criterio judicial a las demandas públicas”. “Resulta inquietante la pretensión de sustituir al juez por el veredicto demagógico”, escribe Gómez Marín.

Luis Alfredo de Diego concluye con una lectura pesimista porque las posibles soluciones a esta imagen politizada del poder judicial han sido reiteradas por el Consejo de Europa “e incumplidas displicente y tozudamente por los gobernantes del reino de España”.

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