Desfalco en Lipasam

El ex contable del desfalco en Lipasam se aprovechó de una “grieta” informática

  • La gerente de la empresa, Virginia Pividal, asegura que el investigado hizo “apuntes contables falsos” para apropiarse de más de un millón

El ex contable de Lipasam, Manuel M. G., a la derecha, con su abogado en los juzgados de Sevilla.

El ex contable de Lipasam, Manuel M. G., a la derecha, con su abogado en los juzgados de Sevilla. / belén vargas

El ex contable de Lipasam Manuel M. G., que está siendo investigado por haber desfalcado más de un millón de euros de las cuentas de la empresa municipal, aprovechó una “grieta” del sistema informático para hacerse con este dinero a lo largo de varios años. Así lo ha declarado la gerente de Lipasam, Virginia Pividal, en la declaración que prestó como testigo la semana pasada ante el juez de Instrucción número 14 de Sevilla y a la que ha tenido acceso este periódico.

Al ser preguntada sobre qué es lo que pudo fallar para que el contable pudiera hacer un pago a un proveedor de una factura que no corresponde con un pedido, Virginia Pividal aclaró que en este caso “no hay una factura porque la grieta que aprovechó del sistema informático es una transacción manual, que le permite realizar un apunte contable falso”.

La gerente aclara que no hay una “factura falsa físicamente, sino un apunte contable falso”

En este sentido, Pividal agregó que no existe una “factura falsa físicamente, sino un apunte contable falso”, una actuación con la que el que, prosiguió la gerente de Lipasam, “altera el procedimiento existente para los pagos a proveedores”. Pividal añadió además que no tiene constancia de que cuanto Cuatrecasas realizó su informe sobre la seguridad en Lipasam pusiera de manifiesto “algo que hubiera evitado el método utilizado” por el ex contable para apropiarse del dinero.

El testimonio de la gerente de Lipasam corrobora la confesión que en su día hizo el propio Manuel M. G. cuando declaró ante el instructor de la causa, donde admitió que se apropió de más de millón de euros de las cuentas de la empresa pública de limpieza de Sevilla, mediante un sistema que era de “difícil detección” por parte de Lipasam y por eso nunca se detectó en las auditorías realizadas a la sociedad.

Ante el juez de Instrucción número 14 de Sevilla también ha declarado el director de coordinación y servicios corporativos de Lipasam, Cornelio Vela García, que era jefe directo del contable Manuel M. G., y que afirmó que él era quien autorizaba las compras menores por importe de hasta 6.000 euros –los pedidos entre 6.000 y 60.000 euros los autorizaba Virginia Pividal–.

El jefe del presunto responsable del desfalco incidió en las dificultades para detectar la actuación fraudulenta, puesto que, según dijo, en el año 2019 Lipasam generó un total de “94.000 apuntes contables” y se han descubierto en la investigación interna realizada “tres o cuatro” apuntes falsos al año. Respecto de las facturas, añadió, se contabilizan cada año entre 7.000 y 8.000; la empresa pública de limpieza tiene unos 3.000 proveedores y de estos el investigado utilizaba sólo “tres o cuatro” para apropiarse de las distintas cantidades.

El jefe del contable explicó además el mecanismo de control de las facturas. Según dijo, cuando se autoriza la compra de un producto o servicio, se genera “un pedido”, y cuando llega el producto o se realiza el servicio, se “da la conformidad por parte del que lo ha solicitado y el departamento de compras recibe la conformidad con el albarán de la recepción del producto o servicio”. De esta forma, el ex contable lo que hacía es un “apunte falso de unas cantidades sin que hubiera ni pedido, ni albarán ni factura”, porque ese apunte se hacía sobre una “cuenta de balance y se disimulaba con apariencia de normalidad, entre las remesas de pagos”.

Fuentes de la representación jurídica que ejerce la acusación particular de Lipasam ha destacado que las declaraciones de Pividal y del director de Coordinación y Servicios Corporativos “evidencian con claridad que el modus operandi utilizado por el denunciado era absolutamente opaco e indetectable, a pesar de los robustos sistemas de control que existen implantados en la compañía”.

El método defraudatorio que utilizaba el denunciado, continuaron, consistía en síntesis, en alterar 3 o 4 apuntes al año enmascarados entre una masa total de 94.000 asientos anuales y solo respecto a 3 o 4 proveedores de un total de 3.000 aproximadamente.

De esta forma, “ni para los auditores externos, ni para el resto del departamento de contabilidad, ni para absolutamente nadie de la compañía, era previsible ni esperable que dicha situación pudiere estar ocurriendo. De hecho, si ocurrió es precisamente porque el denunciado, dado su condición de máximo responsable de la contabilidad, tenía pleno acceso y control al sistema de contabilidad, sistema complejo del que él era el máximo experto y conocedor y que además había participado en su diseño, lo que le permitió abrir una brecha de seguridad que como decimos, era absolutamente indetectable”.

La defraudación, que se inició en 2008 y se mantuvo de manera continuada hasta finales de 2019, oscilaba entorno a los 80.000-90.000 euros anuales de un total de pagos superiores a los 30 millones de euros y dicha cifra “permanecía emboscada en 3-4 asientos contables de entre 90.000 asientos anuales, siendo necesario destacar, que el propio denunciado, a preguntas de este letrado, consideró que sus practicas defraudatorias eran indetectables para Lipasam y que nadie de la empresa conoció ni cooperó con el en los hechos”, añadió la representación de Lipasam.

En resumen, las declaraciones practicadas hasta la fecha, han venido a “corroborar el contenido íntegro de la denuncia y de la propia confesión realizada por el denunciado”, concluyeron.

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