Depredador sexual

El depredador sexual que violó a una mujer en Sevilla se enfrenta a 34 años de prisión

La detención del violador y el cuchillo empleado.

La detención del violador y el cuchillo empleado. / Emergencias Sevilla

Fernando Gallardo Sánchez, el depredador sexual que agredió, robó y retuvo durante tres horas en su vivienda a una mujer en 2020, se enfrenta a una petición de 34 años de cárcel en el juicio que tiene previsto celebrar el próximo 22 de septiembre la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Sevilla. El acusado, que tenía 57 años cuando fue detenido, había pasado 26 años en prisión, 20 de ellos por otra agresión sexual. La última vez que ingresó en un centro penitenciario lo hizo el 16 de octubre de 1998 y no salió hasta el mismo mes de 2018. Antes había pasado otros cinco años en la cárcel por una condena por un robo y unos meses más en preventivo a mediados de los años ochenta, por una agresión sexual ocurrida en Córdoba por la que fue detenido y encarcelado pero de la que luego resultó absuelto.

La acusación particular ejercida por víctima del depredador sexual pide un total de 35 años de cárcel y una indemnización de 90.000 euros por el daño moral, lesiones y violaciones sufridas durante las tres horas en las que estuvo secuestrada en su propio domicilio. En su escrito de calificación la víctima acusa a Fernando Gallardo de los delitos de violación, lesiones, robo con violencia y secuestro, con la agravante de reincidencia porque acumula otras condenas por los mismos delitos y cometer la agresión sexual por razones de género.

La Fiscalía solicita un total de 34 años de cárcel. De ellos, 20 son por la agresión sexual, con agravante de reincidencia; cuatro años por otro de lesiones, cinco años por otro de detención ilegal y otros tantos por el de robo con intimidación y uso de arma.

En sus escrito de acusación, el Ministerio Público señala que el acusado viajó desde Jaén a Sevilla y abordó a la víctima sobre las 21:00 del 28 de enero de 2020 cuando se disponía a entrar en el portal de su vivienda en una céntrica calle de Sevilla.

La joven, pensando que pudiera ser un vecino, abrió la puerta, circunstancia que aprovechó el procesado para esgrimir una navaja y tratar de entrar con ella en su vivienda. Entonces se produjo un forcejeo en el que la mujer resultó con profundos cortes en varios dedos y Fernando Gallardo "le arrebató las llaves, la introdujo por la fuerza en el interior de su piso” y una vez dentro la obligó a desnudarse, a que fuera al dormitorio y le practicara una felación.

"Como quiera que el acusado no se sentía satisfecho, se dirigió al salón" -añade la Fiscalía- circunstancia que aprovechó la mujer para tratar de huir sin conseguirlo, ya que el agresor había cerrado la puerta del domicilio con llave. En ese instante la arrastró de nuevo hasta el dormitorio, donde la volvió a agredir sexualmente de un modo violento.

Durante tres horas impidió que la mujer abandonara la vivienda hasta que ella simuló un vómito y desde el baño consiguió llamar a una amiga, que dio aviso a la Policía.

El acusado salió del domicilio a las 0:40 horas y fue detenido en las inmediaciones a las 3:45 horas. La Policía recuperó los 70 euros que había robado del bolso de la víctima y la navaja utilizada en la agresión.

Facultades intelectivas indemnes

La Policía informó en su día de que el acusado se desplazó de Jaén a Córdoba y de allí a Sevilla porque "se lo ordenaron unas voces", que también le señalaron a la víctima. Pese a que la Fiscalía reconoce que padece una esquizofrenia paranoide, añade en su escrito de calificación que con respecto a estos hechos "mantenía indemnes sus facultades intelectivas".

La joven sufrió heridas de las que tardó en curar 289 días, con necesidad de tratamiento médico, sutura en las manos, antibióticos y analgésicos, así como tratamiento psiquiátrico por el impacto emocional sufrido. Le han quedado como secuelas unas cicatrices en los dedos y limitación en la flexión de uno de ellos.

Por su parte, la defensa del acusado, ejercida por el abogado Diego de la Cruz afirma que el acusado padece una esquizofrenia paranoide, consume estupefacientes y sufre "otras enfermedades o síndromes" que “anulan totalmente sus capacidades volitivas e intelectivas". Señala en su escrito que "ha estado prácticamente toda su vida en prisión" pues solo estuvo en libertad dos años y dos meses, desde el 8 de octubre de 2018 hasta el día de los hechos. Solicita para el acusado el internamiento en un centro psiquiátrico durante un máximo de 10 años.

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