Una exhumación con sorpresa y un revés para el profesor que pleitea por una herencia millonaria en Morón
Batalla judicial
José Luis Malagón, que defiende ser hijo de un empresario agrícola, esperaba que se desenterraran cinco cadáveres y se ha encontrado con que las forenses sólo han podido extraer muestras de dos personas
"Los restos están tan deteriorados que no me acabo de fiar", dice el demandante, que sospecha que pueden ser de su teórico cuñado, en cuyo caso no le servirían, y de su supuesta hermana
El juez fija el 20 de diciembre la exhumación de los cinco cadáveres en el pleito por la herencia millonaria
El padre invisible pero siempre presente
José Luis Malagón, un profesor universitario de 80 años ya jubilado, tuvo este miércoles en el cementerio de Morón de la Frontera una cita crucial dentro del litigio que mantiene desde hace décadas con los nietos de su presunto padre. Es decir, con sus supuestos sobrinos. Malagón reclama sus derechos como descendiente de un empresario agrícola que tuvo una relación no matrimonial con su madre, una sastra del pueblo, y acudió al camposanto porque allí se iban a extraer los restos de algunos de sus presuntos parientes con el fin de ser sometidos a una prueba de ADN que resultará determinante en este proceso judicial. De fondo, cómo no, una jugosa herencia cifrada en unos dos millones de euros está también en disputa.
Dos operarios municipales se encargaron de desenterrar los restos que había bajo las lápidas de los números 7, 8 y 9 de la calle San Fernando. La previsión es que hubiese cinco cadáveres allí. Dos huecos estaban vacíos. En otro sólo había cenizas, a priori de uno de los doce nietos del patriarca. Por tanto, las dos forenses que acompañaron al letrado de la Administración de Justicia del Juzgado Mixto número 2 de Morón sólo pudieron extraer muestras de dos de las tres personas allí sepultadas: un hombre y una mujer (esta última llevaba medias puestas en la parte inferior del esqueleto).
Que queden restos de tan pocas personas es un contratiempo para el profesor. Los del hombre estaban en buen estado, así que se antoja complicado que se trate de su supuesto padre, fallecido en 1969. Es más viable que se correspondan con el marido de la otra hija que tuvo el empresario (es decir, su cuñado), que es el único varón presente en la lápida familiar aparte del empresario. En cuanto a la hembra, puede que sea la hermana de Malagón, pero la equivalencia genética cuando la comparación es hombre-mujer es menor que cuando el cotejo es hombre-hombre. Así lo explicaba María Peralta, la letrada que representó al bufete Osuna en la fría y tétrica mañana.
Junto a la letrada y algunos amigos, sin apenas interactuar con el abogado de la familia y con un presunto sobrino suyo, Malagón asistió a todo el proceso, incluida la recogida de huesos por parte de las forenses. De la mujer se llevaron la tibia y el fémur. Del hombre, la mandíbula con un molar, el fémur y el húmero. Ahora será el Instituto de Toxicología el que realice las pertinentes pruebas de ADN.
“Los restos están tan deteriorados que no me acabo de fiar”, reconoció Malagón. “Estaban revueltos y sin identificar”, detalló. El profesor, en todo caso, sólo espera “que esto se aclare y que acompañe la suerte” para acabar así con una batalla que dura más de medio siglo. “Realmente con esto llevo desde los años 60. En mi pueblo ya se sabía y si lo sabe mi pueblo, que lo sepa toda España. Lo hago por la verdad y la justicia”, apostilló.
El juzgado moronense acordó la exhumación de, en principio, cinco cadáveres para hallar una solución a un pleito en el que Malagón reclama una herencia de unos dos millones de euros. Para el magistrado, y también para la representación legal del demandante, es la única forma de certificar la filiación del hombre. Lo excepcional del caso es que era una exhumación múltiple y no de un solo cuerpo, que es lo habitual.
Malagón, nacido en Morón, estudió Magisterio en la Universidad de Granada y es catedrático por la Pablo de Olavide. De hecho, pese a estar ya jubilado, todavía imparte el máster de Gerontología Social que él mismo creó hace ya casi dos décadas en la universidad de la Carretera de Utrera. Según el juez, su derecho a saber quién es su padre prevalece sobre la intimidad de los familiares de los fallecidos, de ahí la autorización para esta exhumación múltiple, una “drástica medida” que se adoptó porque el cadáver del supuesto padre no se puede localizar con una certeza absoluta. La culpa es de los registros del cementerio.
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