Durante el juicio con jurado sobre la muerte de una mujer en el Parque Amate declararon los forenses que asesoran a jueces y fiscales en la Audiencia de Badajoz. Durante el estudio que se le hizo al acusado, Miguel Ángel Fernández, se determinó que no padece enfermedad mental, sino un trastorno de peronalidad antisocial o limite. "Estos individuos son conscientes de lo que hacen, puesto que esto no modifica la conciencia de los que lo tienen y son capaces de distinguir el bien del mal", afirmaron los forenses. Incluso explicaron que las personas con este problema pueden tener una vida normalizada.

Las personas de este modo, realizan "actos libres, voluntarios y saben lo que hacen y las consecuencias de lo que hacen", declararon los forenses por videoconferencia. Asimismo reconocieron que, como ocurre en el caso de Miguel Ángel Fernández este trastorno puede conllevar "frecuentemente el consumo de algún tipo de sustancia estupefaciente, pero siempre de forma libre y por elección de la persona. Y, en cualquier caso, la dependencia de sustancias tóxicas es de tipo psicológica, por lo que ni merma ni anula la conciencia o voluntad". De hecho, uno de los forenses recordó que durante el estudio del acusado llevado a cabo por la violación por la que cumplió condena en Badajoz "recordó todo lo ocurrido perfectamente, por lo que no estaba demasiado afectada su conciencia por el consumo de drogas".

Los forenses definieron al acusado como una persona con "trastorno antisocial y límite con baja tolerancia a la frsutración y que tiene que llevar la voz cantante, por lo que cuando se le contraría actúa de forma impulsiva". Sobre las mujeres, los facultativos señalaron que no tiene con ellas "una relación afectiva, sino aquella en la que pueda demostrar su superioridad".