Seguridad Social

Una mujer de 48 años que quedó sorda, casi ciega y con pérdida de movilidad reclama que se le reconozca una "gran invalidez"

  • La mujer sufrió un accidente laboral y a pesar de que necesita ayuda de una tercera persona, la Seguridad Social sólo le ha reconocido una incapacidad permanente absoluta

Oficina de la Seguridad Social.

Oficina de la Seguridad Social. / Julio González

Una mujer que quedó sorda, casi ciega y con pérdida de movilidad del 50% en la mano derecha como consecuencia de un accidente laboral ha presentado una reclamación a la Seguridad Social para que se le reconozca una "gran invalidez", después de que la Administración sólo le ha haya reconocido una Incapacidad Permanente Absoluta, según ha explicado a este periódico el abogado Álvaro Jiménez Bidón, que representa a la mujer.
La mujer trabajaba como operaria en una fábrica de muebles y entre sus cometidos se encontraban el de taladrar muebles, haciendo un gran esfuerzo con sus brazos, así como la recogida de cajas y botes. Desde abril de 2019, la trabajadora se encontraba de baja tras haber sufrido un accidente laboral en la empresa.
Tras pasar la inspección médica ante el Equipo de Valoración de Incapacidades (EVI), el 22 de abril de 2020 el Instituto Nacional de la Seguridad Social le reconoció una incapacidad laboral absoluta en base a las siguientes patologías: pérdida neurosensorial del oído, sordera, pérdida de agudeza visual binocular, distrofia retiniana, afectación campimetría severa en OI a filiar, pérdida de la movilidad y fuerza de agarre del 50% de la mano derecha (tras intervención en 2019 del Síndrome del túnel carpiano de dicha mano), además de psicógena.
La reclamación que ha presentado el letrado considera que se ha producido un "error" en el reconocimiento de la incapacidad por parte del Instituto Nacional de la Seguridad Social, puesto que los informes médicos ponen de manifiesto que la progresión más probable de sus patologías es que "empeoren", habiéndosele reconocido un grado de discapacidad del 49%, y también ha recurrido para que se considere que su incapacidad deriva de un accidente laboral y no de una enfermedad común.
Además, el letrado señala que las limitaciones físicas que padece le hacen necesitar de "una tercera persona que le asista en las tareas fundamentales del día a día, como asearse o hacer la comida". "Entendemos que una persona con problemas de audición, vista y extremidades superiores no puede ser autosuficiente por sí misma, de ahí nuestra reclamación del reconocimiento de una gran invalidez", precisa en la reclamación el letrado Álvaro Jiménez Bidón.

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