Francisco Baena Bocanegra / abogado penalista
"El ejercicio de la Abogacía es apasionante, nunca dos casos son iguales"
Joaquín Moeckel | Abogado
En una época de inteligencia artificial, charlas a través de whatsapp y tertulias en redes sociales el trato cercano se está convirtiendo en todo un lujo. Este componente humano tiene la garantía para el cliente de que puede contar con un profesional que se esfuerza en comprender e interpretar las circunstancias de cada uno de los que se acercan al despacho de Moeckel; un nombre relacionado durante cuatro generaciones con la Abogacía. Porque, como explica claramente Joaquín Moeckel, "en esta reunión de abogados, se da la circunstancia de que somos familia".
Matiza que es padre en su casa, pero en el despacho es el jefe. "Todos los profesionales tienen que ganarse el respeto con un buen expediente, un lenguaje correcto. No soy padre para pagar a fin de mes ni ellas son hijas para llegar tarde o no realizar su trabajo. Estas dos abogadas no están protegidas por su padre. De hecho, a Blanca, nada más que empezó a trabajar la puse en un caso donde la juez era Mercedes Alaya", aclara.
Lo que está claro cuando se entra en el despacho de la calle Tomás de Ibarra es la firme creencia en el papel del abogado. "Cuando chocan el Derecho con la Justicia, ahí está el abogado. Quiero seguir pensando que éste es un noble oficio donde prima el trato personal con el cliente". Ahora bien, sin volver la espalda a los medios informáticos.
Una dinastía que está marcada por el ADN de las leyes que es una garantía de continuidad en el tiempo. Tras la incorporación de Blanca hace seis años, hay una nueva toga en la casa de los Moeckel. Esta vez, Marta. Dos mujeres jóvenes y muy preparadas que incorporan fuerza, savia nueva y una continua inquietud por estar al día en el mundo del Derecho. Porque "cada día se aprende algo nuevo", asegura Blanca, que está ejerciendo como abogada desde el año 2013 con la convicción de quien cree firmemente en lo que hace.
Marta Moeckel está recién colegiada y ejerce en Madrid, en un despacho especializado en materia tributaria, que fue el objeto del máster que realizó. Ambas tienen claro que ellas, a la hora de afrontar y tramitar los casos son más "impulsivas" y tienen "más valentía". A esto se suma que se llevan mejor con las nuevas tecnologías y los idiomas. Una evidencia ante la que se rinde Joaquín Moeckel:"Aportan dinamismo, fuerza, ilusión, garra y agilidad mental. Nos compensamos unos con otros porque los que llevamos más años les ayudamos reflexionar. Cada caso es un mundo pero hay siempre que sentir mariposas en el estómago antes de informar ante el tribunal. Estás nervioso porque te importa el resultado".
Desde la perspectiva que da la experiencia, Joaquín Moeckel reconoce que en estos 20 años la abogacía ha cambiado mucho. "Nosotros somos como las boutiques elegantes porque tratamos al cliente a medida. El Derecho se aprende estudiando y se ejerce pensando. Hoy por hoy somos asesores, psicólogos, etc. Es lo bonito de este oficio y del trato personal con el cliente", afirma.
Es cierto que en Derecho todo está interrelacionado y hay que tener, por lo menos, una visión general. Algo que es fundamental para que este lazo casi familiar entre cliente y abogado se mantenga. A lo largo de la vida hay diferentes momentos en los que es necesaria la asistencia del letrado y el carácter sensible de las situaciones hace que sea mucho más fácil en un entorno de confianza. Este bufete es multidisciplinar y cada uno de las diez personas que lo componen tienen su cometido, pero no son compartimentos estancos. Porque, como asegura Joaquín Moeckel, "el Derecho hay que conocerlo todo aunque te especialices."
"Desde la carrera nos inculcan mucho la idea del trabajo en equipo porque enriquece la existencia de diferentes puntos de vista a la hora de abordar una situación o interpretar una ley. Es algo que hacemos mucho en el despacho. Leemos detenidamente los escritos de contenido jurídico que nos llegan. Esto nos permite estar al día de todo. La información es el único camino", afirma Marta Moeckel.
"Nuestra competencia no son las grandes firmas porque nuestra vocación va hacia el trato personalizado. Esto nos permite ser un bufete muy independiente y alejado de las incompatibilidades que pueden generarse en otros grandes despachos" comenta. Además en Moeckel hay un lema marcado casi a fuego: "No arrugarse ante los poderosos". Es la libertad que da la independencia lo que le ha permitido a lo largo de este 20 años defender causas que a priori parecían un tanto quijotescas porque "las personas necesitan que alguien las defienda con cierta entidad".
Esta vocación de servicio está en detalles como que todo el bufete está dado de alta en el turno de oficio.
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