Valerie Oyarzun, fiscal coordinadora de Osuna

Los fiscales todo terreno

  • Cinco fiscales de Osuna llevan ocho juzgados y 26 pueblos separados por centenares de kilómetros

  • Cubren todo el espectro penal y civil, los habeas corpus, ingresos hospitalarios y residencias de mayores

Solo las banderas distinguen los juzgados de Osuna del resto de negocios del polígono industrial

Solo las banderas distinguen los juzgados de Osuna del resto de negocios del polígono industrial

Valerie Oyarzun es desde hace diez años fiscal delegada y coordinadora de la Fiscalía de Osuna, donde cinco fiscales y dos funcionarios se ocupan de 30 juzgados (ocho de primera instancia e instrucción y 22 juzgados de paz) con competencia sobre 26 pueblos. En esta entrevista expone las necesidades de personal que vienen reclamando desde hace diez años, los problemas de un área geográfica tan extensa y defiende el papel del “fiscal de pueblo” como un “todo terreno que abarca todo el Código Penal”.

— ¿Como trabaja la Sección Territorial de Osuna de la Fiscalía de Sevilla?

Atendemos a 26 pueblos y 30 juzgados, de los que ocho son de primera instancia e instrucción en Estepa, Marchena, Morón y Osuna, y el resto juzgados de paz. Nuestra extensión territorial llega hasta Montellano (distante 78 kilómetros de Osuna) y hasta La Roda de Andalucía (a 42 kilómetros, el último pueblo de la provincia de Sevilla). La plantilla está compuesta por cinco fiscales, todas mujeres, y dos funcionarios que tienen mas carga de trabajo que la media en la Fiscalía de Sevilla.

— El aumento de plantilla es una de sus reclamaciones recurrentes

Desde 2009 el Servicio de Inspección de la Fiscalía Andaluza pedía una “respuesta urgente” a la falta de personal y de espacio en esta Sección Territorial y reclamaba un funcionario mas. En su inspección de 2015 y 2018 pidió dos funcionarios mas y seguimos con los dos únicos con los que la sección empezó a funcionar en 1999. El número de fiscales ha aumentado de 4 a 5 desde 1999.

— También reclaman mejores instalaciones

Desde noviembre de 2011 los dos juzgados de Osuna y la Fiscalía se encuentran en un polígono industrial porque hubo que desalojar el Palacio de los Cepeda del centro de la ciudad por motivos de salubridad. Estas son las diferencias entre una familia y otra: la Agencia Tributaria tiene su sede en otra casa palacio completamente renovada. La situación repercute a nivel psicológico en las condiciones de trabajo porque ni siquiera tenemos espacio para almacenar los expedientes y una parte de ellos siguen en el antiguo edificio.

— ¿Qué materias llevan los fiscales de Osuna?

Batallamos con todo el espectro a nivel civil y penal. En materia penal llevamos los futuros juicios con jurado, de los que hemos instruido una decena en los dos últimos años. También nos ocupamos de la violencia de género, la seguridad vial y los delitos de tráfico de drogas. Lo único que no despachamos son los asuntos de medio ambiente y laborales. En materia civil intervenimos en los juicios de divorcio, filiación y guardia y custodia y también llevamos el Registro Civil, que puede dar lugar a 10 o 15 expedientes a la semana. Además nos desplazamos a Sevilla cuando hay que hacer una prueba preconstituida con la declaración de un menor de edad.

— De los juzgados de Osuna dependen también el hospital de La Merced y la cárcel de Morón

En el hospital de Osuna intervenimos dos o tres veces a la semana por ingresos involuntarios en Psiquiatría. En la cárcel de Morón puede haber una o dos solicitudes de habeas corpus a la semana. Junto a ello, hacemos el cierre de guardia semanal de los juzgados, cuando se acumulan los juicios rápidos de la semana. En mi último cierre de guardia en Morón celebramos seis juicios.

— ¿Sería preferible una mayor especialización de los fiscales?

La excesiva especialización supondría una desconexión respecto al resto de las materias, yo creo que la vocación de un fiscal es abarcar todo el Código Penal.

— ¿El fiscal global?

Somos unos fiscales todo terreno porque también acudimos a Sevilla a juicios en la Audiencia, en los juzgados penales y a los juicios con jurado de nuestra Sección Territorial. Pero asistimos también a cursos de formación continuada, aunque aquí es más dificultoso asistir a los presenciales porque cualquier ausencia perjudica al compañero.

— También visitan las residencias de mayores y discapaces

Solemos realizar unas cuatro visitas al año a alguna de las treinta o cuarenta residencias de los 26 pueblos que abarcamos.

— ¿Ese fiscal global tiene más riesgo de equivocarse?

Los criterios suelen estar muy establecidos pero si tenemos alguna duda consultamos a Sevilla. Cuantos más ojos, mejor. Yo lo percibo como un trabajo en equipo.

— Son cinco mujeres fiscales en un área rural. ¿Sufren actitudes discriminatorias?

Nunca las he vivido, y eso que en nuestros juzgados hay también muchas juezas y Letradas de la Administración de Justicia. Personalmente la única situación de ese tipo que he sufrido ocurrió en mi primer destino en Melilla, cuando un musulmán iba a ser juzgado por maltratar a su mujer e hizo un comentario machista al entrar en la sala y ver que la jueza, la Letrada de la Administración de Justicia, la fiscal y la agente judicial éramos mujeres.

— ¿Qué cuestiones siguen sin resolverse?

La informatización ha supuesto un gran avance, por ejemplo en materia de videoconferencias para evitar los enormes desplazamientos que se hacían hace unos años. Sigue sin resolverse la sincronicidad de actuaciones  entre los juzgados y la Fiscalía para evitar que los funcionarios tengan que volver a registrar toda la documentación.

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