Opinión

Justicia a cinco víctimas inocentes

  • El autor, abogado y escritor de Paradas, cree que el libro que ha escrito el hijo de los dueños del cortijo Los Galindos hará justicia histórica con el pueblo y con las cinco víctimas del crimen cometido en 1975.   

Eduardo J. Pastor, abogado y escritor

Eduardo J. Pastor, abogado y escritor

Parece que, por fin, todas las preguntas en torno al crimen del Cortijo de Los Galindos tienen respuesta. El pasado viernes aparecía en las librerías el libro El Crimen de los Galindos. Toda la Verdad -de Juan Mateo Fernández de Córdova, hijo de los marqueses de Grañina, propietarios en 1975 de la finca- donde se hacen públicas unas sorprendentes revelaciones que aportan una novedosa versión de los cinco asesinatos del cortijo sevillano.

Esta publicación debería servir para restituir el honor de los cinco trabajadores asesinados en el cortijo: Manuel Zapata, Juana Martín, Ramón Parrilla, José González y Asunción Peralta. Estas páginas arrojan luz a lo sucedido el 22 de julio de 1975 y esclarecen muchos ángulos oscuros de los hechos, del todo desconocidos hasta el momento.

Con la publicación de esta obra se entiende que se cerrará, de una vez por todas, la honda herida que se abrió a golpe de "pajarito" y postas de plomo en el pueblo sevillano de Paradas y sus alrededores. Parece que se hará justicia histórica -la legal no es posible, pues el delito prescribió en 1995- con los asesinados en el Cortijo de Los Galindos. Una justicia moral necesaria para que esta localidad deje atrás el estigma que desde hace más de cuatro décadas lo rodea. Un estigma que el agente judicial Pepe Zapico definió como “el drama de Paradas”.

Cuarenta y cuatro años de miradas inquisitivas, silencios y dedos acusadores. Cuatro décadas de ocultación de pruebas, de zancadillas legales y de chantajes parece que llegan a su fin con la publicación de este libro que ayuda a la reparación de la memoria de estos vecinos. Cinco inocentes que vieron truncada de mala manera sus vidas y que ahora, según palabras de Rafael Cobano, alcalde de Paradas, se hace justicia al recuerdo de cinco inocentes, trabajadores del campo, que fueron víctimas de un crimen horrible. 

Posiblemente debido a lo que algunos tildaron como “fracaso judicial” –fracaso que parece probado pues el delito prescribió sin sentarse a nadie en el banquillo de los acusados- los asesinos –tanto materiales como intelectuales- se fueron “de rositas”. Tampoco se encontró ningún móvil cierto y de peso del quíntuple crimen. La investigación se centró, fundamentalmente, en las víctimas y sus circunstancias, en “un crimen pasional” que desató “las bajas pasiones de la Andalucía rural”. Ahora podemos decir, según El Crimen de los Galindos. Toda la Verdad, que ni el móvil ni los culpables tienen nada que ver en absoluto con el pueblo de Paradas ni con las cinco víctimas mortales. Pero visto lo visto era más fácil apuntar a cinco trabajadores, honrados y sencillos, que ponerle el cascabel al gato de los intereses que regó de sangre la vida de inocentes.

La prensa del momento tampoco ayudó a esclarecer los hechos, centrándose más en el morbo y el sensacionalismo que en la investigación seria y rigurosa. Ni la prensa ni aquellos autodenominados “criminalistas” que, dando las más variopintas versiones de los hechos, iban pegando bandazos según les fuera soplando el viento. Aun ahora, tras la publicación por la editorial Almuzara de este libro, parece que determinados medios de comunicación siguen más interesados en los rastros de sangre y la imagen tercermundista de un pueblo de la campiña sevillana que el poder decir a los cuatro vientos que en Paradas no hubo nada más que cinco asesinados, cinco víctimas inocentes. Los asesinos y los motivos vinieron de fuera, nunca desde nuestro pueblo.

¿Quién mató a sangre fría a los trabajadores de Los Galindos? ¿Por qué se perpetró tal canallada? ¿Cómo se llevó a cabo uno de los crímenes más horribles de la baja Andalucía? Estas cuestiones, hasta ahora sin resolver, han golpeado a familiares de las víctimas y a la memoria colectiva de un pueblo entero durante años. Ahora todas tienen respuesta. Todas. 

Juan Mateo Fernández de Córdova revela todos estos detalles asumiendo una gran responsabilidad y valentía por la importancia y gravedad del caso. Conocía personalmente a cada uno de los trabajadores del cortijo con quienes, incluso, tenía una estrecha relación y conoce a la perfección las circunstancias que rodeaban al cortijo. Conocimiento que le ha llevado a unir cabos y trenzar una versión nueva, y parece que definitiva, del quíntuple crimen.

Muchos se preguntan ahora por qué el autor ha tardado tanto tiempo en sacar a la luz estas sorprendentes y fundamentales confesiones. Yo también me lo pregunto y habrá que darle la posibilidad a él de responder. Aun así, creo firmemente que lo más importante de todo esto es que el pueblo de Paradas puede poner fin al drama que lo ha rodeado durante más de cuatro décadas y, sobre todo, que los cinco asesinados –cinco víctimas inocentes- podrán descansar en paz. Justicia histórica. Justicia moral en el Cortijo de los Galindos.

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