La bomba que destrozó el juzgado de guardia en 1977

Imágenes para la historia

La explosión hirió a seis personas y arrancó la reja del despacho del juez

Fue uno de los 24 atentados que pretendían ensombrecer el 15 de junio de 1977, día de las primeras elecciones democráticas

Estado en que quedó el edificio de los juzgados
Estado en que quedó el edificio de los juzgados / Fototeca Municipal. Fondo Cubiles
Amanda Glez. De Aledo

19 de enero 2020 - 05:00

El miércoles 15 de junio de 1977 se celebraron en España las primeras elecciones libres tras la muerte de Franco y el edificio de los juzgados de Sevilla, sede de la Junta Electoral, se vio sacudido a las 7.40 horas de la mañana por la explosión de una bomba que dejó seis heridos, arrancó la reja del despacho del juez de guardia y podría haber causado una tragedia de no haber sido desalojada la zona a tiempo ante un paquete sospechoso.

En vísperas de aquella histórica votación se habían registrado en toda España 24 actos terroristas atribuidos a ETA, el GRAPO y grupos de extrema derecha, destinados a desestabilizar el clima electoral. El mismo día 15 hubo bombas en colegios electorales de diferentes ciudades, en coches policiales y, en el caso de Andalucía, también a las 6.15 de la mañana había estallado un artefacto en el Palacio de Justicia de Córdoba, sede de la Junta Electoral Provincial.

En Sevilla la bomba fue detectada a las 7.30 horas de la mañana por la Policía que se preparaba para custodiar la Junta Electoral Provincial y de Zona. Estaba colocada en el alféizar de la ventana del despacho del juez de guardia, en el pasillo que separa el edifico de los juzgados y la Audiencia.

El artefacto estaba compuesto por dos kilos de explosivos con temporizador y estaba metido en una bolsa de basura de color azul.

Los agentes de la entonces denominada Policía Armada sospecharon del paquete, desalojaron la zona y llamaron a los artificieros, pero la bomba estalló a las 7.40 horas.

Su actuación evitó una tragedia, pese a lo cual hubo seis heridos: Antonio Ortega Rosa, ordenanza del Palacio de Justicia, de 70 años; los policías Francisco Beja, Alfredo Ramírez y Manuel Galán; y dos hombres que se dirigían a la Estación de Autobuses.

Todo el despacho del juez quedó hecho añicos excepto un crucifijo

Aquel día estaba de juez de guardia Agustín del Río, titular del juzgado de instrucción 7 que más tarde ocupó durante muchos años la presidencia de la Sección Tercera de la Audiencia.

El juez solía llegar muy pronto al juzgado pero aquél día se retrasó por enfermedad de su mujer y no estaba en su despacho en el momento de la explosión. Luego contó a sus allegados que todo había saltado por los aires excepto un crucifijo que, extrañamente, quedó intacto. Desde entonces ese crucifijo presidió siempre el estrado de su sala de vistas.

El magistrado Agustín del Río, entonces titular del juzgado de instrucción 7
El magistrado Agustín del Río, entonces titular del juzgado de instrucción 7 / M.G.

Los lesionados fueron atendidos en el Equipo Quirúrgico Municipal situado en las inmediaciones y todos presentaron heridas leves causadas por cascotes y cortes de cristales.

Los destrozos materiales fueron enormes: la reja del despacho del juez salió disparada hacia la fachada opuesta, donde rompió ventanas y cristales. Testigos presenciales relataron que la cama que usaban los funcionarios de guardia saltó hacia el techo. Pese a ello, los bomberos revisaron ambos edificios y comprobaron que sus estructuras no habían quedado dañadas.

Tras el atentado, al remodelar lo que ahora es el juzgado de guardia de detenidos se cambió de lugar el despacho del juez, que se colocó hacia el interior del edificio y no hacia la calle.

Según las crónicas de la época, en Sevilla corrió el rumor de que había habido dos muertos y de que iban a estallar otros artefactos en colegios electorales, pero resultaron ser falsas alarmas y la participación electoral fue muy elevada: del 82,3% en Sevilla frente a una media nacional del 78,8%.

El mismo día hubo otras dos falsas alarmas en Sevilla y una verdadera

Tres horas después de la explosión, a las 10.30 horas, una llamada anónima anunció la colocación de otra bomba en el mismo lugar por lo que la Audiencia y los juzgados fueron desalojados de nuevo aunque el anuncio resultó ser falso.

Hubo otra amenaza de bomba en la librería Vértice, que entonces estaba en la calle Mateos Gago, que también resultó falsa. Por la tarde de aquel 15 de junio de 1977 un artefacto sí que estalló en un poste de alta tensión en Alcalá de Guadaíra, aunque sin causar lesionados.

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