Un historial de casi cuarenta años de informes, dictámenes, análisis y seguimientos a cargo de peritos. Las grietas de un inmueble de viviendas del Prado inquietan cada vez más a la Gerencia de Urbanismo. Se trata del edificio residencial situado en el número 1 de la calle Diego Riaño y también con fachada a la calle Virgen de la Sierra. Hay vecinos que prefieren conservar su anonimato que no ocultan su gran inquietud ante la evolución de las grietas y que se demuestran desesperados y con temor a que haya que demoler el edificio y levantar otro nuevo. El servicio de Renovación Urbana y Conservación de la Edificación del organismo autónomo municipal está encima de la comunidad de propietarios para que se certifique la realización de las obras urgentes de seguridad que han sido dictadas.

Urbanismo refleja en sus diversos informes sobre el edificio que las grietas prueban “un descalce en la cimentación de la esquina situada entre las calles Diego de Riaño y Virgen de la Sierra”. Advierte que las patologías del inmueble se encuentran “en evolución continua”. En verano ya alertó de que las medidas provisionales que se habían tomado (un apeo estructural) eran “insuficientes para garantizar la seguridad del propio inmueble”, por lo que exigió más medidas. La Gerencia ha intensificado el control sobre este edificio, que presenta una serie de desperfectos que si bien no son un novedad, pues los primeros se diagnosticaron hace 38 años, sí parece que aumentan. Los informes de la Gerencia recogen un gráfico del inmueble con todas las grietas marcadas, tal como se aprecia en el esta información.

El gráfico extraído del informe de Urbanismo donde se analizan las grietas

Urbanismo exigió en julio, en primer lugar, una inspección de la totalidad de la edificación para valorar la estabilidad de todo el conjunto con una detección de todas las grietas “en elementos constructivos y estructurales de la edificación tanto en el interior de las viviendas y zonas comunes como en el exterior”. En segundo lugar, la instalación de testigos, la apertura de calos en falsos techos y la realización de catas en los forjados para obtener la máxima información. En tercer lugar, el apuntalamiento de todas las dependencias que se estime necesario con criterios de prevención y seguridad. Y por último, la ejecución de calicatas en la esquina de la edificación al objeto de comprobar el estado de la cimentación, así como en otras zonas donde se estime conveniente por considerarlas de posible riesgo.

La construcción de este edificio data de mitad de los años cincuenta de la pasada centuria. Se levantó en la que hoy es una de las zonas más cotizadas de la ciudad. De 1985 data el primer informe sobre desplomes y daños en el inmueble, realizado por el catedrático José Luis Justo Alpañés. Este experto concluyó en su dictamen que la cimentación presentaba asentamientos diferenciales. Ese mismo año un informe de Miguel González Hidalgo estimó que existía “peligro de inestabilidad” del edificio, ya que se había producido un desplazamiento de las dos estructuras en la junta de dilatación y se indicó la necesidad de disponer una contención de las mismas en la fachada al patio interior mediante un apuntalamiento. En 1986 se ejecutó el apuntalamiento de la fachada. El arquitecto Francisco Granero redactó un informe en 1999 en el que dictaminó que una de las causas que provocaron los movimientos diferenciales había sido la “insuficiencia de arrostramiento que poseen”.

En diciembre de 2002 se realizó la Inspección Técnica de Edificios (ITE). En el informe corespondiente se recogieron las características de la estructura de apeo señalada. En mayo de 2013 se realizó una nueva ITE. En el informe de esta última se describen todas las obras realizadas para el cumplimiento de la normativa y se señala que “no se aprecian signos externos de aparición de nuevas fisuras o grietas en el edificio”.

Vista general del edificio.

La comunidad de propietarios no ha dejado de trabajar para cumplir con las exigencias de seguridad de la Gerencia en los últimos años, como prueba el historial del edificio. En 2020 encomendaron las tareas a un arquitecto que comenzó la búsqueda de los planos estructurales del edificio para obtener toda la información de la construcción, cosa que se logró en los archivos del Colegio de Arquitectos de Sevilla, e iniciar el expediente de legalización del apeo estructural, tal como reclama reiteradamente la Gerencia.

En abril de 2021 se notificó a la Gerencia de Urbanismo la imposibilidad de elaborar y finalizar dicho expediente de legalización por existencia de posibles nuevos asentamientos, por lo que se pospuso el cumplimiento de este requisito hasta aclarar dicho aspecto. “En los últimos meses se han detectado síntomas, como la rotura de la tela asfáltica de la cubierta en junta de dilatación, que hacen sospechar que el edificio de Diego de Riaño sufre movimientos que hacen aconsejable acometer la disposición de testigos que verifiquen el alcance y magnitud de esos movimientos, por lo que se ha informado a la comunidad de ello, retrasándose el encargo que tenía de legalización del apeo estructural”, dictaminó el arquitecto.

Urbanismo propuso iniciaron expediente sancionador en mayo de 2021 al no disponer del referido expediente de legalización de las obras, imprescindible para la resolución de la ITE de 2014. El arquitecto informó de que en diciembre de 2021 se realizó una nueva visita al edificio a petición del administrador de la comunidad, que solicitó la inspección de varias viviendas “cuyos propietarios se quejan de la aparición de nuevas grietas y fisuras”. El día 15 de ese mismo mes se contactó con el catedrático Antonio Jaramillo, que informó que dicho edificio tiene un historial de asentamientos y grietas que data de 1985, donde él mismo junto con el también catedrático José Luis de Justo Alpañés, realizaron un estudio de niveles entre los años 1985 y 1986, ta como ya se ha referido. Concluyeron que dicha cimentación presentaba asentamientos diferenciales y falta de arriostramiento lateral. Por este motivo se encargó un estudio de nivelación de cubierta y auscultación del edificio a la misma empresa que se encuentra realizando el estudio de grietas y se informa de todo ello a la Gerencia de Urbanismo.

Por tanto, en la actualidad se está realizando un doble estudio centrado en el seguimiento de las grietas y en la auscultación y desplome en el edificio. Este trabajo tiene una duración estimada de un año. El historial del paciente no es para tener muchas esperanzas. La paciencia de muchos residentes es finita. La comunidad de propietarios nunca dejó de hacer gestiones y encargar informes. Pero el edificio acumula años y el tiempo nunca juega a favor de las grietas.