La Caja Negra

Ramón Carande, trece árboles talados por el director general de Parques y Jardines

  • Los informes internos municipales revelan que la empresa constructora de la residencia de estudiantes ya había efectuado maniobras agresivas contra el arbolado a lo largo de 2021

La petición de licencia de apeo de un único árbol, realizada por la empresa en febrero de 2022. Finalmente se han talado trece y por orden municipal

La petición de licencia de apeo de un único árbol, realizada por la empresa en febrero de 2022. Finalmente se han talado trece y por orden municipal / M. G. (Sevilla)

La historia de un despropósito con antecedentes en 2021 y que se desata el pasado julio. La empresa constructora de la residencia de la calle Ramón Carande trató de rellenar con tierra los desperfectos provocados en el arbolado el mismo día en que los inspectores levantaban acta de las agresiones sufridas por las tipuanas, contra las que se empleó cemento, en las que instalaron estructuras tubulares con afectación a las raíces y contra las que se efectuaron otras maniobras gravemente perjudiciales para estos ejemplares. Los destrozos fueron consecuencia de maniobras de las que no se informó al Ayuntamiento, unos hechos calificados de “graves” en los informes internos. Y es más: la inspección reconoce que en esta obra ya se cometieron acciones contra el arbolado en 2021. No fue una sorpresa aunque la polémica tardó meses en estallar.

En consecuencia, la tala masiva fue decidida por el director general de Medio Ambiente y Parques y Jardines, Fernando Mora-Figueroa. Suya fue una orden directa y comunicada por escrito. El apeo de los árboles de la calle Ramón Carande ha sido uno de los asuntos que ha centrado la actualidad de la ciudad este verano. Mora-Figueroa tomó la decisión el 22 de julio en cuanto o conoció el informe sobre la inspección realizada a la obra.

La empresa sólo había pedido permiso para talar un único ejemplar, como consta la documentación con fecha de febrero que ilustra esta información, pero el maltrato sufrido por el arbolado obligó al director general a tomar una polémica decisión. Mora-Figueroa fundamentó la orden en “los riesgos de caída existente por afectación a las raíces, excepto uno que ya se ha desplomado por dicho motivo”. De su firme posición informó a la Gerencia de Urbanismo para que tuviera conocimiento a los efectos oportunos. La inspección se realizó el 7 de junio y contó con un seguimiento del grado de probabilidad de conservación del arbolado. En principio, se sacaron conclusiones favorables: “El resultado de estos trabajos fue muy positivo ya que se pudo garantizar a fecha de 30 de junio de 2022 que todos los ejemplares se conservarían en un rango de riesgo tolerable”. Y se añade: “Durante estas inspecciones, se trasladó con insistencia desde el equipo de inspección a la dirección de obra y a la subcontrata, la obligación de informarles para prevenir cualquier daño o perjuicio dentro de las áreas críticas de anclaje de cada árbol”.

Pero de pronto el seguimiento, siempre según el informe, derivó en un resultado negativo, pues se pusieron de manifiesto las negligencias cometidas por la empresa. “El 19 de julio se recibe por Eulen, empresa de conservación adjudicataria de la zona, un aviso urgente desde el Cecop por el vuelco de un árbol en la citada obra de la residencia universitaria. El día 20 los equipos de Eulen comprobaron al llegar al lugar que uno de los ejemplares había colapsado y que se había usado maquinaria por la obra para arrastrar el árbol caído hasta el interior del cajón de obra, así como que había sido avisada una empresa de jardinería para el troceado del árbol y la retirada de sus restos, sin haberse comunicado ni al servicio técnico de Parques y Jardines, ni al equipo de inspección, ni al técnico arborista que habían sido contacto obligado en este y en cualquier otro asunto relacionado con el arbolado”.

“Una vez que se accede al cajón de obras la inspección pudo comprobar que en la zona donde vivía el árbol, área crítica de anclaje radicular, se habían realizado una serie de trabajos sin notificar”. Entre ellos, el desgarro de las raíces por actuaciones en el acerado, el uso de hormigón en los “cuellos” de los árboles, la instalación de tubos y otros materiales agresivos con los árboles". A continuación se detalla el maltrato que sufrió el árbol caído y se describen hechos de todavía mayor gravedad: “Estos trabajos se habían extendido y ejecutado sobre todos y cada uno de los trece árboles de la alineación”.

Maniobras de ocultamiento

“Como agravante se observa una intención apresurada de hormigonar y rellenar con tierra los sistemas radiculares remanentes el mismo 20 de julio, impidiendo con todo ello el registro y control de los daños provocados, tras el desplome del árbol. Como consecuencia de estos gravísimos daños e infracciones reiteradas del protocolo, el equipo técnico decidió el apeo inmediato de todos los 13 ejemplares por existencia notoria de riesgo no tolerable de vuelco, en cada ejemplar de tipuana”.

Un dato de gran interés del informe es que se admite que ya en la misma obra se detectaron a lo largo de 2021 una serie de “daños de desgarros de ramas e impactos de maquinaria sobre abundantes copas de la misma alineación y que también han sido medidos para valorar y tramitar los correspondientes expedientes sancionadores a la empresa constructora”.

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