La caja negra

Aquel aperitivo andaluz de Ayuso

  • La presidenta madrileña ya sabía en noviembre que la bomba podía estallar en cualquier momento. Bendodo comprobó la fuerza popular de Ayuso y ella vio cómo Marín come de la mano de Elías

Ayuso y Bendodo el pasado noviembre en Sevilla

Ayuso y Bendodo el pasado noviembre en Sevilla / Juan Carlos Vázquez (Sevilla)

Por supuesto que la bomba racimo no ha sido ninguna sorpresa para la alta clase dirigente del PP. Lo ha podido ser, como de costumbre, para el pueblo, para la inmensa mayoría de la gente que bastante tiene con ganarse la vida y el derecho a esos ratos de ocio que permiten afrontar cada lunes con energía. Distinto es que la crudeza empleada, la velocidad de los acontecimientos y los pronósticos sobre las consecuencias fatales han podido sorprender esta vez a todos, absolutamente a todos, incluidos a los más veteranos. Pero en el PP andaluz que ahora se asienta en San Telmo no ha extrañado la explosión. Acaso las formas. La presidenta madrileña estuvo en Sevilla el pasado 19 de noviembre con motivo de su participación en un foro periodístico celebrado en la Fundación Cajasol. Con anterioridad compartió un aperitivo con el consejero de Presidencia de la Junta de Andalucía, Elías Bendodo, en el bar El Carlo, en la calle General Polavieja, un establecimiento muy próximo al Ayuntamiento.

La conexión entre San Telmo y la Puerta de Sol ha sido cuidada en los últimos meses por mero protocolo. A nadie escapa que el PP andaluz ha estado siempre muy alejado de la forma de concebir la política de Pablo Casado y su mano derecha, Teodoro García Egea, secretario general. Ni los veteranos del partido en Andalucía ni muchos de la nueva hornada han compartido los estilos y formas de Génova.

Ayuso comentó aquel día en Sevilla que estaba preocupada por el “asunto” de su hermano y ya era consciente de la labor de cierto detective.... No lo ocultó. Efectivamente barruntaba todo lo que se le podía venir encima. La guerra era sorda, se evidenciaba tan sólo por declaraciones con doble sentido y se procuraba cuidar la imagen. Bendodo comprobó y los séquitos respectivos comprobaron en directo la fuerza de Ayuso entre la gente. El trayecto a pie desde el bar a la Plaza de San Francisco fue una recogida de muestras de apoyo que impresionó al consejero andaluz.

El todopoderoso Bendodo tenía ya ese día los datos suficientes para saber cuanto se estaba cociendo en Madrid. Al mismo tiempo se reunió recientemente con Teodoro García Egea en Madrid para mantener la interlocución con Génova, una cumbre necesaria y en un ambiente correcto, sabiendo ambas partes el escaso afecto que se tienen. Génova se mete en Andalucía en todo lo que puede –estatutos del partido en mano– pues el PP del Sur de España es en cierta manera débil al tener sólo 26 diputados– y controla Castilla y León, pero ni las huele en Galicia, donde Núñez Feijóo tiene el poder absoluto. El País Vasco y Cataluña son residuales. Y en regiones como Valencia tiene todavía mucho que trabajar para ser el que fue en los años de Zaplana y Camps. Génova sí demostró fuerza en Murcia, fue el inicio de todo. Pero la bomba ha estallado en Madrid. Ya nada será igual.

Al PP andaluz le ha venido siempre de dulce la figura de Ayuso como contrapeso al aparato de Génova, que siempre ha tenido afán por controlar las estructuras provinciales y atar en corto todas las autonómicas que ha podido. Si los grandes trenes chocan (Ayuso y Casado) puede haber sobre el papel un tercero beneficiado que es el presidente Moreno. Pero para eso tendría que consolidarse primero en Andalucía, lo que no ocurriría hasta unas elecciones que ahora más que nunca, no serán adelantadas.

Elías Bendodo comprobó la fuerza social de Ayuso, pero ésta también vio cómo el vicepresidente de la Junta, Juan Marín, llamaba a Bendodo para consultarle aspectos referidos a su polémica participación en el congreso del PP en Granada que arrancaba esa misma tarde. La madrileña vio cómo el sanluqueño comía y come de la mano del malagueño. Una clave importante es que Marín venía de culpar a Génova de la filtración de una grabación en la que instaba a sus diputados a boicotear las leyes propuestas sus socios de gobierno del PP andaluz.

Si Bendodo fue testigo aquella mañana en Sevilla del verdadero terremoto Ayuso, más aún lo fue cuando la presidenta compareció por la tarde en el citado congreso. La estrella invitada en principio era el propio Marín, al que el PP nacional tiene cerradas las puertas por la vía de Fran Hervías, alias El Lobo, pero lo acabó siendo –¡Y de qué manera!– la presidenta madrileña, que se llevó los titulares del balance de tres días de sesiones. Ayuso usó aquel cónclave de los peperos andaluces para conminar a Moreno a convocar elecciones cuando él quisiera, sin injerencias del aparato nacional. Recibió una ovación atronadora de la militancia andaluza. De tal intensidad que se llevó hasta los titulares del balance de tres días de congreso. Y marcó el discurso del presidente nacional, Pablo Casado, que el domingo centró su discurso en confirmar que, ¡cómo no!, el presidente de la Junta tiene libertad de fijar la fecha de las elecciones.

Mensajes de apoyo

La petición de muestras de apoyo público que emitió Génova en la tarde del jueves llegó, por supuesto, a Andalucía. El jueves se produjeron los tuits de apoyo expreso de los presidentes del PP de Granada y Almería. La presidenta del PP sevillano difundió ayer uno para afearle al presidente de la Asamblea de Madrid que comparara a Casado con Pablo Iglesias.. Los presidentes de Córdoba, Jaén y Cádiz retuitearon el mensaje del presidente Moreno llamando a la unidad. Y hubo tuits de apoyo a Génova de algunos diputados, como el portavoz José Antonio Nieto, Ramón Herrera o Juan Bueno, de alcaldes como el del Puerto de Santa María, el diputado nacional Ricardo Tarno y el candidato a la Alcaldía hispalense, José Luis Sanz. No son muchos de momento, la verdad. En general, ya se sabe que en las guerras internas es mejor ser neutro, calculadamente parcial y siempre dejar todas las vías abiertas, o al menos no dinamitadas. Nadie sabe cómo acaba esto, porque nadie ha vivido antes algo similar.

Precisamente Bendodo ha sido quizás el más original a la hora de reaccionar al introducir el concepto de la distancia, que siempre ofrece varias interpretaciones: “Desde la distancia, desde el Sur, no reconocemos a nuestro partido”. El consejero de la Presidencia ha estado hábil, como lo estuvo aquel mediodía de noviembre en el que cumplió con Ayuso en el aperitivo y en la conferencias, pero no en el almuerzo reducido que se ofreció en los salones altos de Cajasol.

El presidente andaluz ha suspendido un acto que tenía previsto en Herrera (Sevilla) mañana domingo. Y tras quedarse de perfil el consejero genovés del Gobierno de Madrid, Enrique López, muchos miran en Andalucía al consejero genovés de San Telmo, Juan Bravo, de momento, Andalucía está encapsulada, como le gusta decir a los miembros destacados del Gobierno en tiempos de crisis de diversa índole.

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