Ranking mundial sobre ciudades inteligentes y sostenibles

Aún somos medianamente inteligentes

  • Queda mucho por hacer para que Sevilla escale al nivel “alto” o “relativamente alto” de inteligencia y sostenibilidad que tienen Madrid, Barcelona y Valencia

Sevilla no es la mejor ciudad del mundo para vivir, pero podría serlo si se lo propone. Es una ciudad medianamente inteligente y sostenible según el ranking mundial de la Escuela de Negocios de la Universidad de Navarra. Estamos en el puesto 76 de 174 urbes de todo el globo analizadas a conciencia en nueve áreas clave.

La buena noticia de este informe es que la movilidad y el transporte es, con diferencia, el área con mejor puntuación (puesto 37) gracias al uso extendido de la bici, a que la capital cuenta con Alta Velocidad, sistema de bicis públicas compartidas (Sevici y Bus+bici), Metro (de momento una única línea a falta de una red de cuatro), tranvía y un aeropuerto cuyos vuelos y pasajeros no dejan de crecer desde hace varios años. Estos transportes se han ido implantando a lo largo de varios años y diferentes mandatos municipales.

La mala noticia es que queda mucho por hacer para que Sevilla escale al nivel “alto” o “relativamente alto” de inteligencia y sostenibilidad que tienen Madrid, Barcelona y Valencia, que ocupan los puestos 24, 28 y 61 en el ranking respectivamente. Y para eso hay que acelerar las políticas de movilidad sostenible.

Sevilla rechazó el sistema pionero de Big Data que usa Barcelona para gestionar el tráfico

En esta línea se encuadra el serio toque de atención que acaba de dar Greenpeace a Sevilla por su “falta de ambición” y su falta de políticas para mejorar la movilidad de la ciudad y cumplir así con “sus compromisos de reducción de emisiones contaminantes”. Sevilla es la peor valorada en esta materia de las diez ciudades del país que analiza la organización ecologista, entre ellas las grandes capitales.

Greenpeace recomienda reducir la velocidad del tráfico para mejorar la seguridad, rebajar el ruido y priorizar la circulación de transporte público, peatones y ciclistas.

Un ejemplo de la falta de ambición de Sevilla es que rechazó el sistema pionero de Big Data que usa Barcelona para gestionar el tráfico. Lo diseña Ciclogreen, empresa 100% sevillana que sueña con hacerlo en Sevilla y que lo ha ofrecido sin éxito al Ayuntamiento.

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