"Me compraría una casita… con un ático para mi perro": los sueños de los sevillanos si el Gordo de 2025 llamara a su puerta
Sueños sencillos, ayudas a la familia y viajes pendientes marcan las ilusiones de quienes imaginan qué harían si la suerte les cambiara la vida
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¿Qué harías si te tocara la lotería? La pregunta, repetida cada diciembre frente a administraciones y micrófonos, despierta respuestas que dicen mucho más de la vida de quien contesta que del propio premio. Lejos de yates y mansiones, la mayoría imagina un futuro reconocible, cercano y, sobre todo, tranquilo.
"Venirnos a Sevilla", dice una de las entrevistadas sin dudar. Otros piensan antes en la familia: "Ayudar a los hijos un poquitín", comenta un hombre cántabro de vacaciones en Sevilla, midiendo las palabras, como si el dinero también hubiera que repartirlo con cuidado. La idea de ayudar aparece una y otra vez: hermanos, padres, hijos.
Hay también espacio para los caprichos, aunque nadie los pronuncia en voz alta con demasiada ambición. "Viajar", responde el hombre cántabro recién jubilado. Lo dice con una mezcla de ilusión y reivindicación. Ha trabajado toda su vida en carnicerías y este es su primer mes de jubilación. "No he disfrutado nunca", confiesa. Para él, el Gordo no sería un golpe de suerte extravagante, sino la posibilidad de seguir haciendo algo que acaba de descubrir: disfrutar del tiempo.
Otros son más escépticos. "No tengo ni idea, porque pienso que no me va a tocar", dice una mujer entre risas. La incredulidad es casi un mecanismo de defensa. Soñar demasiado puede doler después. Aun así, incluso quienes no creen en la suerte terminan dibujando un plan: seguir trabajando, vivir igual, quizá viajar un poco más. La lotería como un colchón, no como un volantazo.
Y luego están los sueños pequeños, los más reveladores. "Si fuera un buen premio, una casita con un ático para mi perro", dice una mujer. Lo aclara enseguida: con vistas a la calle. No habla de sí misma, sino de su compañero de cuatro patas. Ese sería "lo primero".
Al final, el Gordo aparece menos como una fantasía desbordada y más como una oportunidad de descanso, de generosidad y de tiempo. Quizá por eso la mayoría concluye con un "no lo sé". Porque, en el fondo, más allá del número premiado, lo importante ya está bastante claro.
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