Iris Azquinezer & Rainer Seiferth | Músicos

Aguas que inspiran melodías

  • Zaruk presenta su segundo álbum, un recorrido por música de resonancias acuáticas

Iris Azquinezer y Rainer Seiferth son desde 2015 Zaruk.

Iris Azquinezer y Rainer Seiferth son desde 2015 Zaruk. / Pablo Neustadt

Agua para tiempos de sequía. Zaruk, es decir, el dúo que desde 2015 forman la violonchelista madrileña Iris Azquinezer y el guitarrista alemán residente en la capital española Rainer Seiferth, se sumerge en un recorrido por músicas de diversos contextos a las que dan su toque personal.

"Nos gusta el mestizaje, coger de aquí y de allá, de muchas fuentes, países, culturas... Pero no se trata de escribir arreglos como tales. Nos juntamos y nos ponemos a improvisar, a probar cosas, y nos sale de forma natural y espontánea. Eso es muy de Zaruk. Tenemos muy buena química. Es una forma preciosa de trabajar, al menos para mí", comenta Seiferth. Y su compañera añade: "Si la mar era de leche servía de enlace entre el repertorio del primer disco y el de este segundo, que lo quisimos diferente, partiendo de un tema inspirador que pudiera unir a todas las culturas (en este caso, el agua) para luego llevarlo a nuestro estilo".

Cada uno ha seguido un camino diferente en la música. "Yo vengo del clásico, de la contemporánea y la música popular, porque siempre me ha gustado cantar. El recorrido de Rainer es más rico en música antigua, en jazz. Todo eso se va mezclando. Tratamos de buscar en las canciones todo aquello que también son. Encontrar ese mundo. A cada una la llevamos a un sitio. Trabajamos por ejemplo a partir de un tema de Schubert (que no está en el disco) y nos salió un tango. En su segunda parte, Lágrima de Tárrega parece Shostakóvich, pero eso está ahí, lo sugiere la obra". Y el guitarrista continúa: "Es puro juego. Por supuesto que todo tiene una parte seria, musical, intelectual si quiere, porque hace falta conocimiento, pero también es un acto intuitivo y espontáneo. Mi mayor influencia es la del jazz europeo, esa mezcla de hace 50 años, que partiendo de la tradición jazzística americana busca las raíces europeas para la improvisación, lo que desde hace mucho se hace en Noruega, Francia, Italia... Me inspira coger fuentes tradicionales, antiguas y traerlas al presente. Un guitarrista como Ralph Towner es desde hace muchísimos años una gran influencia para mí, o Gianluigi Trovesi, el clarinetista italiano. En realidad todo el entorno ECM, que es un sello que me lleva acompañando toda la vida".

No es fácil etiquetar el trabajo de Zaruk. Hay quien hablaría de crossover, de músicas del mundo, incluso de new age. "A mí me encanta lo que dijo Carlos Santos en la radio: Músicas de otro mundo", comenta la violonchelista madrileña. El problema no es sólo nominalista, porque afecta al tipo de eventos para el que son contratados. "Es nuestro hándicap, sí –continúa Iris–. Lo suyo es tener una personalidad asociada al nombre, pero antes nos tienen que conocer. Es cierto que el nombre empieza a sonarle ya a muchos programadores, pero creo que tienen que conocer más profundamente nuestro trabajo. Hay muchos que si nos escucharan una vez nos programarían. El directo de Zaruk es muy bueno." "Nuestros dos últimos conciertos han sido en el Festival Tres Culturas de Frigiliana, con un programa sefardí, y en un ciclo de música clásica en Los Molinos, Madrid. Cabemos en los dos perfectamente".

Agua - Zaruk Agua - Zaruk

Agua - Zaruk

Ese directo incluye también improvisaciones, como las registradas en Agua. "En el disco hay diferentes formas de improvisación –comenta Seiferth–. Las que aparecen con esa etiqueta las grabamos el mismo día y son improvisaciones completamente libres, hechas por primera vez en el estudio. Nos decíamos palabras que tenían que ver con agua: botijo, pozo, aguardiente... y empezamos a tocar sin pensar". "La improvisación libre nos gusta mucho a los dos. Partimos del vacío. Es como un juego. Nos lo pasamos muy bien ese día, porque grabamos esas improvisaciones por el puro gusto, aún no sabíamos ni siquiera si las íbamos a meter en el disco. Cuando lo llevamos a concierto es diferente. Les hemos puesto títulos y ya en el concierto, aunque siga habiendo improvisación, hay un recuerdo, partimos del tema, con lo cual ya salen cosas parecidas. Pero nacen de la improvisación absolutamente libre. Y en las canciones hay parte del original que sea, parte de arreglo previo, pero también improvisación. Rainer en general es mucho más libre que yo. Yo tengo un punto clásico, y a mí me pasa que alguna cosa improvisada me gusta tanto que luego siempre la hago igual, pero es que me gusta, no lo puedo evitar."

El dúo se ha ampliado en este álbum hasta el quinteto. "David Mayoral y María Berasarte ya colaboraron en nuestro primer disco. Formamos un equipo bastante estable. Es un gusto ver cómo disfruta David Mayoral con el nuevo repertorio de Agua. Se lleva un barreño, le pone micros, es como un niño. Y otro juguetón es Andreas Prittwitz, juega con cualquier tema que le des, toca, improvisa de forma maravillosa. Es el nuevo fichaje", comenta Rainer, e Iris completa el comentario sobre los colaboradores hablando de María, que "es de las voces más inspiradoras que hay hoy en España, tiene ese punto capaz de crear alquimia. De Zaruk me gustan los discos que hemos hecho, pero me encantan sobre todo los directos. Ahí todo se transforma y María forma parte de eso, porque tiene una energía muy potente, muy poderosa".

Otra foto promocional para Agua. Otra foto promocional para Agua.

Otra foto promocional para Agua. / Pablo Neustadt

Aún es pronto para pensar en un nuevo disco. "Estamos en proceso de elección de temas. Como esto lo hacemos completamente entre los dos, estamos buscando nuevo repertorio, nuevas ideas, pero es algo que nos tiene que convencer a los dos. Hay ideas circulando, pero no ha llegado el momento de cristalización", dice Rainer, y la cellista añade: "A menudo nos lanzamos. Surgen cosas, y decimos guay, esto, esto, pero pasan dos horas, y no, no… Podríamos hacer esto otro, y a los dos días, no, no… Así funcionamos. Estamos todavía dándole vueltas a cosas que podrían ser, alguna incluso más para un cuarto trabajo que para el tercero. Hay que afinar un poco."

Pese al entorno tecnológico los dos siguen pensando en términos de disco. Seiferth piensa que "siempre va a haber una minoría de aficionados tanto para el vinilo como para el CD, y también jóvenes, no sólo gente de nuestra generación. Gente que necesita lo tangible, ver algo, tocar algo y está un poco harta de lo virtual. Con un CD, con un vinilo aprecias más lo que es el contexto del disco, no tienes esa sensación de pasar de un tema a otro, sino que te centras en ese disco concreto, en ese producto. Siempre habrá gente que apreciará esto. Pero es verdad que se nota una bajada brutal en las ventas. Sobre todo en España, cuando vamos de gira por Alemania vendemos más discos". Porque los discos hoy se venden sobre todo en los conciertos: "Eso es cierto, pero me gustaría puntualizar algo: siempre habrá gente que te compre el disco, pero hay en ello un punto de caridad, de apoyo. Yo lo hago. Yo compro el disco de compañeros porque me gusta su concierto, pero luego lo escucho en Spotify. Aprovecho el libreto, lo leo, pero para escucharlo lo pongo en Spotify. Creo que el CD y el vinilo se van a quedar como artículos de recuerdo. Voy a un museo y me compro la bolsa o la taza… Pues en los conciertos lo mismo".

AGUA EN SPOTIFY

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