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Dos marcas de la Alianza, Renault y Nissan -la tercera, recordemos, es Mitsubishi-, acaban de firmar acuerdos con otras de fuera de ella. En el caso de la empresa francesa, con Volvo; en el de la japonesa, con otra originaria del mismo país, Honda.
Por su parte, Renault y Volvo han pactado, tras los acuerdos firmados en octubre del año pasado y a obtención de las aprobaciones regulatorias para llevarlo a cabo -la UE dió el visto bueno en enero-, la creación de una empresa que desarrollará furgonetas eléctricas basadas en la arquitectura Software Defined Vehicle (SDV), así como la creación de servicios dedicados.
Los productos de esta nueva empresa deben responder a la creciente necesidad de una logística urbana eficiente y con bajas emisiones de carbono. Tendrá su sede en Francia y la previsión de inversión durante los próximos tres años será de 300 millones de euros. El inicio de la producción de estos vehículos está previsto para 2026.
Renault Group y Volvo Group tienen previsto invertir respectivamente 300 millones de euros en los próximos tres años. En el caso de Renault, se realizará a través de su fondo de inversión, Pulse, dotado con 1.500 millones de euros y destinado a descarbonizar la cadena de valor logística.
La ligazón entre ambas marcas no es nueva para el mercado de vehículos industriales en tanto que en 2001, Volvo adquirió una participación mayoritaria de la división de camiones de Renault, convirtiéndose en el segundo fabricante mundial de este tipo de vehículos por detrás de Mercedes en ese momento.
Además, Renault y Volvo ya colaboraron anteriormente -desde los años 70, tal cual el caso del R-30 y el 264 que usaban el PRV6 desarrollado por la sueca junto a Peugeot y Renault- disponiendo de coches mecánicamente similares. También fue el caso, por ejemplo, los R-11 y los 480, respectivamente, de ambas marcas; la adopción de motores de Volvo, como los usados en los S40, en los Laguna y Safrane, el conocido como Renault N; etc.
Por su parte, Nissan y Honda ha acordado unir sus fuerzas para impulsar sus eléctricos, probablemente con la vista puesta en China. Así podrán competir en mejores condiciones con las marcas locales y, por supuesto, también con el coco al que todos miran: Tesla. Todo sin perderle ojo a BYD, ya el mayor fabricante de vehículos eléctricos y enchufables del mundo.
El mercado cambiante al que se enfrentan los fabricantes de automóviles exige pactos como éste que, por el momento, no tiene una concreción, pero sí se conoce que estará centrado en reducir costes de producción, desarrollo de componentes conjuntamente, así como de un software común y el uso de la Inteligencia Artificial.
En este mismo sentido, Honda ya tiene un acuerdo con otro gigante, éste norteamericano: General Motors. Su proyecto común pretende fabricar sistemas de pila de combustible para el uso de hidrógeno como fuente de energía eléctrica a través de una joint-venture, Fuel Cell System Manufacturing LLC (FCSM), basada en Michigan.
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