El primer SUV de Lotus se llama Eletre y es eléctrico

Eletre es el nombre del nuevo Lotus, un coche cuyas primeras unidades se entregarán en 2023 y que todavía no tiene precio oficialmente, aunque es posible reservar una unidad si se pagan 2.000 libras, el equivalente a 2.350 euros.

Se trata del primer SUV de la marca perteneciente a Geely -al igual que Volvo, Lynk & Co o Protón- y es eléctrico, como el Evija de 2.000 CV revelado como modelo de producción en 2020.

Es un SUV largo, pues con 5,1 m tiene la longitud de carrocería de, por ejemplo, un Tesla Model X y mayor que la de un BMW iX, pero es más bajito que ambos, al estilo de un Audi e-tron: tiene 1,63 m de altura, como éste. Está construido con aluminio y acero; aunque su carrocería tiene algunos elementos de fibra de carbono: Lotus no los pinta para que sean claramente perceptibles, como es el caso del alerón posterior.

Más de 600 CV y 600 km de autonomia eléctrica

Lotus no ha desvelado la potencia individual de sus dos motores, pero sí que la combinada de su sistema de tracción total es de, al menos, 600 CV. Están alimentados por una batería de, aproximadamente, 100 kWh con la se homologa una autonomía de 600 km.

La arquitectura eléctrica es tan peculiar como la construcción de este Lotus porque emplea tecnología de 800 voltios. Eso le permite conseguir no sólo recuperaciones muy altas de energía eléctrica cuando no se está acelerando, sino también llevar a cabo recargas muy rápidas: con corriente continua puede recibir hasta 350 kW. Esto le permitiría recibir energía suficiente para 400 km en sólo 20 minutos.

Con alterna su cargador embarcado tolera hasta 22 kW, que también es una cifra de potencia muy alta.

Entre su bagaje técnico están una suspensión neumática, amortiguadores activos, eje trasero direccional, estabilizadoras activas, discos de freno cerámicos… También un sistema que varía en función de la velocidad la incidencia del alerón trasero o abre y cierra las láminas de la parrilla.

Otros elementos que afectan a la aerodinámica son los espejos retrovisores eléctricos (ERDM) que reemplazan a los retrovisores exteriores y que se suman a una tercera que hace lo propio con el interior. Cada uno de ellos tiene tres cámaras que soportan diferentes funciones, ya sea para aportar visión al conductor, de ayuda al aparcamiento o para algunos de los sistemas de ayuda a la conducción. Estas también funcionan con cuatro sensores Lídar que, sobre el papel, le permitirían incorporar sistemas que aporten niveles de conducción autónoma en el futuro más allá del ya casi estandarizado nivel 2.

En su interior es posible contar con cuatro plazas, con asientos individuales para todos los ocupantes; o cinco. Sobre sus cabezas hay un techo panorámico de vidrio.

Se utilizan materiales como fibra de carbono para los materiales más duros, microfibras procedentes del reciclado para los puntos de contacto y un tejido que mezcla lana para la tapicería de los asientos. Este es un 50 por ciento más ligero que el cuero, de modo que ahorra peso.