En busca de una segunda vida para las baterías usadas de los coches eléctricos
Tecnología
A diferencia de un coche de combustión que cuando finaliza su vida útil tiene un valor muy limitado, en uno eléctrico hay algo que sigue resultando muy valioso: sus baterías. Cómo utilizarlas sigue abriendo nuevos horizontes. Jaguar, por ejemplo, tiene su propia propuesta.
Aunque el número de coches eléctricos en las carreteras es aún pequeño -el año pasado supusieron un 2,7 por ciento de las ventas en España- y los que han acabado su vida útil es aún mucho menos relevante, los fabricantes ya se preparan para qué hacer con sus baterías una vez ya no sirvan para ellos.
Por lo común, los fabricantes estiman que, en el periodo de garantía, una vez que esas baterías llegan a estar por debajo del 70 por ciento de su capacidad útil deben ser sustituidas: suponen un considerable peso en el vehículo que las monta -el mismo que cuando podían aportar el 100 por ciento de su carga- y, sin embargo, la autonomía que procuran se ve sensiblemente mermada.
Sin embargo, aún cuando esas baterías ya no sean capaces de obtener la capacidad prevista, siguen siendo valiosas.
Diversas empresas vienen trabajando en darles utilidad como soportes de almacenamiento para, por ejemplo, instalaciones fotovoltáicas. Llegaría a ellas así la energía no consumida por, por ejemplo, una red doméstica, recargándolas y, sólo una vez que están cargadas, volcando el excedente de electricidad a la red.
Otras, como Jaguar, amplían su mirada más allá de esas instalaciones y ven una segunda vida para esos módulos con celdas de iones de litio en donde la red eléctrica es muy limitada o no está disponible. Y lo demuestran incorporando al equipo Jaguar TCS Racing que participará en la Fórmula E esas celdas en sus boxes para proceder a la recarga de su monoplaza.
El sistema dispone de una capacidad de 125 kWh que podrían recargar holgadamente la batería de un SUV como el i-Pace, el vehículo eléctrico de Jaguar que cuenta con 90 kWh.
Con paneles solares, se podrían convertir en una solución autónoma conectada a un convertidor direccional que permitiese trasladar energía de la batería del coche a las del sistema de almacenamiento y viceversa. Estas baterías podrían aportar hasta 22 kW de potencia con corriente alterna.
En todo caso, baterías con las del i-Pace aún podrían tener más allá de una segunda vida, con una tercera que se produciría tras su reciclaje, dado que el 95 por ciento del material que utilizan es plenamente reutilizable para la construcción de nuevas baterías.
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