Guerra en Ucrania

Ucrania estrecha el cerco sobre los varones que no quieren ir al frente

Un soldado ucraniano participa en un entrenamiento.

Un soldado ucraniano participa en un entrenamiento. / EP

La falta de perspectivas de que la guerra termine pronto ha obligado a las autoridades ucranianas a buscar más soldados entre su población masculina, con medidas de reclutamiento forzado muy debatidas que ahora se intentan clarificar con la nueva ley sobre movilización que prepara el Parlamento.

El nuevo proyecto de ley presentado por el Gobierno en diciembre establece plazos y condiciones concretas para que todos los varones ucranianos en edad militar, incluidos los que residen en el extranjero, se registren en los centros de reclutamiento, de manera que puedan ser llamados a filas si no están exentos por motivos médicos.

La versión inicial del proyecto propone sanciones para quienes no cumplan -que incluyen multas, penas de cárcel y limitaciones de derechos como recibir ayudas públicas, efectuar ciertas operaciones comerciales u obtener el permiso de conducir-.

Varios diputados han adelantado que las medidas más duras serán eliminadas de la versión final de la ley, después de que hayan sido criticadas por entrar en conflicto con los derechos constitucionales por expertos en derechos humanos y el propio Defensor del Pueblo.

Pero la voluntad del Estado de aplicar de forma más estricta los criterios de movilización augura tiempos cada vez más difíciles para los varones que no quieren ir al frente, que se están viendo abocados a optar entre o bien arriesgar su vida en combate, o bien huir del país o vivir semiescondidos con los derechos limitados.

Defender al país

"El proyecto de ley es una muestra de la vieja mentalidad soviética", dice a Efe un hombre de 40 años de Odesa que se ha volcado en ayudar a la población y al Ejército como voluntario civil desde que empezó la guerra y se considera inútil para combatir en el frente.

Desde hace aproximadamente un año, este ex profesional de la comunicación que perdió su trabajo al inicio de la guerra vive con miedo de ser abordado en la calle por una de las patrullas formadas por policías y militares que entregan notificaciones de reclutamiento a hombres en edad militar en lugares públicos.

"Hay leyes y obligaciones de defender tu país, pero esto no significa que puedan obligar a ir al frente a cualquiera cuando estás caminando o vas a ver a tus padres o al hospital", dice con angustia este voluntario sin experiencia o inclinaciones militares que asegura sufrir de problemas de lesiones en la espalda que le eximirían de servir en cualquier país occidental.

Este varón de mediana edad que prefiere no dar su nombre dice estar dispuesto a enrolarse en el Ejército si es para ser útil desempeñando sus aptitudes profesionales. "No necesitan a gente para que esté sentada en un despacho", dice sobre la situación.

En inferioridad numérica

Pese a los esfuerzos ucranianos por compensar su inferioridad numérica con tecnología, la suerte del conflicto ruso-ucraniano se decide en gran medida en las trincheras y requiere de un gran número de soldados para el combate.

Exhaustos después de casi dos años en los teatros de operaciones, los soldados que luchan desde el principio piden el relevo para descansar física y mentalmente y reponer fuerzas.

Sus familiares se manifiestan periódicamente en Kiev pidiendo a los políticos que los desmovilicen.

Para poder hacer estas sustituciones y reponer las ingentes bajas, las fuerzas de seguridad han estado peinando calles céntricas y otros espacios públicos de Kiev como bares y restaurantes en busca de nuevos reclutas que den un respiro a los ya movilizados.

Pese a las quejas de parte de la opinión pública, las autoridades competentes han dejado claro que estas medidas son necesarias y seguirán produciéndose mientras dure la guerra; con independencia de la versión final que se apruebe de la ley de movilización, el cerco se estrecha para los hombres que no están dispuestos ir al frente.

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