Cierre del Gobierno de EEUU: impacto inmediato tras años de estabilidad

La parálisis administrativa federal se produce por primera vez desde 2019 debido al bloqueo presupuestario entre demócratas y republicanos en el Congreso

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La falta de acuerdo en el Congreso activa un cierre parcial del Gobierno Federal en EEUU / EFE

El Gobierno de Estados Unidos se enfrenta a un nuevo cierre administrativo tras la incapacidad del Congreso para aprobar la financiación federal necesaria. Este shutdown, como se conoce en la terminología política estadounidense, supone la primera parálisis gubernamental en el país norteamericano desde hace siete años y tiene graves consecuencias para millones de trabajadores federales y ciudadanos que dependen de los servicios públicos.

La situación se ha desencadenado cuando los legisladores no lograron alcanzar un acuerdo para aprobar el presupuesto federal o una extensión temporal del mismo antes de que se agotaran los fondos disponibles. En el centro del desacuerdo se encuentra la financiación sanitaria: mientras los demócratas exigían mantener las ayudas para las personas sin protección médica, los republicanos se opusieron frontalmente a esta medida, provocando el bloqueo institucional que ha llevado al cierre parcial del aparato administrativo federal.

La ley estadounidense es clara al respecto: sin financiación aprobada, las agencias federales deben detener todas aquellas operaciones consideradas no esenciales, lo que implica la interrupción de numerosos servicios públicos y la suspensión temporal de pagos a miles de empleados gubernamentales.

Qué implica realmente un cierre gubernamental en Estados Unidos

En términos prácticos, un shutdown significa que el Gobierno federal deja de pagar a sus agencias y empleados, paralizando todas las actividades consideradas no esenciales. Esto supone que miles de trabajadores públicos quedan en situación de permiso forzoso sin sueldo, mientras que aquellos clasificados como esenciales deben continuar trabajando aunque sin recibir su salario durante el periodo que dure el cierre.

La peculiaridad de este cierre reside en la orden emitida por la administración Trump, que ha instruido a las agencias federales para que preparen avisos de despido permanente en lugar de las habituales suspensiones temporales. Esta decisión sin precedentes podría agravar significativamente el impacto social y económico de la parálisis administrativa.

Entre los servicios públicos que se ven inmediatamente afectados destacan las ayudas al alquiler para familias vulnerables, los préstamos destinados a pequeñas empresas y los controles de seguridad alimentaria. La suspensión de estos servicios genera un efecto cascada en la economía y el bienestar social que puede prolongarse incluso después de solucionada la crisis presupuestaria.

Consecuencias económicas y sociales del shutdown

Los expertos económicos señalan que cada día de cierre gubernamental supone pérdidas millonarias para la economía estadounidense y genera incertidumbre en los mercados financieros. Según estimaciones de analistas financieros, un shutdown prolongado podría reducir el crecimiento del PIB trimestral entre 0,1 y 0,2 puntos porcentuales por cada semana de duración.

Para los aproximadamente 2,1 millones de empleados federales, la situación resulta especialmente crítica. Mientras que los trabajadores designados como esenciales (aproximadamente el 60%) deben continuar en sus puestos sin recibir salario durante el periodo de cierre, el resto se ven obligados a quedarse en casa sin ingresos. Aunque históricamente el Congreso ha aprobado compensaciones retroactivas una vez resuelto el impasse, no existe garantía legal de que esto vaya a ocurrir en esta ocasión.

Los ciudadanos también sufren las consecuencias de forma directa. Se estima que más de 30 millones de estadounidenses dependen de algún tipo de ayuda o servicio federal que podría verse interrumpido. Desde beneficiarios de programas de asistencia alimentaria hasta solicitantes de préstamos hipotecarios respaldados por el gobierno, pasando por visitantes de parques nacionales o museos federales.

Antecedentes históricos de los cierres gubernamentales

Este no es un fenómeno nuevo en la política estadounidense. Desde 1976, Estados Unidos ha experimentado 21 cierres gubernamentales de diversa duración e intensidad. El más reciente tuvo lugar entre diciembre de 2018 y enero de 2019, durante la administración Trump, y se prolongó durante 34 días, convirtiéndose en el más largo de la historia del país.

Aquel cierre, motivado por desacuerdos sobre la financiación del muro fronterizo con México, costó a la economía estadounidense aproximadamente 11.000 millones de dólares, según estimaciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso. Además, generó graves trastornos en servicios esenciales y provocó que 800.000 empleados federales se quedaran sin cobrar durante más de un mes.

Los analistas políticos señalan que la duración del actual cierre dependerá fundamentalmente de la capacidad de negociación entre las distintas facciones del Congreso y la presión que ejerza la opinión pública sobre los legisladores. Históricamente, a medida que los efectos negativos del cierre se hacen más evidentes, aumenta la presión para alcanzar compromisos.

Cómo resolver esta crisis presupuestaria

Para poner fin al shutdown, el Congreso debe aprobar una ley de financiación, ya sea un presupuesto completo o una resolución continuada temporal (conocida como CR) que extienda la financiación actual por un período determinado. Esta legislación requiere la aprobación tanto de la Cámara de Representantes como del Senado, además de la firma presidencial.

Los expertos en política estadounidense sugieren tres posibles escenarios de resolución. El primero contempla un acuerdo bipartidista que incluya concesiones por ambas partes respecto a la financiación sanitaria en disputa. El segundo escenario prevé la aprobación de una financiación temporal que permita reabrir el gobierno mientras continúan las negociaciones sobre los puntos más controvertidos. Finalmente, existe la posibilidad de una prolongación del cierre hasta que la presión económica y social fuerce un acuerdo.

Sea cual sea la resolución, los analistas coinciden en que los cierres gubernamentales se han convertido en un síntoma preocupante de la creciente polarización política en Estados Unidos, donde el proceso presupuestario, que debería ser una cuestión administrativa rutinaria, se ha transformado en un campo de batalla ideológica con graves consecuencias para los ciudadanos.

Qué servicios dejan de funcionar

¿Seguirán funcionando los servicios postales durante el cierre? Sí, el Servicio Postal de Estados Unidos (USPS) se financia principalmente a través de sus propios ingresos por venta de sellos y servicios, por lo que continúa operando con normalidad durante los cierres gubernamentales.

¿Cómo afecta el cierre a los viajeros? Los controles de seguridad en aeropuertos continúan funcionando, ya que se consideran esenciales, pero los trabajadores de la TSA (Administración de Seguridad en el Transporte) deben trabajar sin recibir su salario durante el cierre. Esto puede provocar retrasos y cancelaciones debido a posibles bajas laborales o protestas.

¿Se interrumpen los beneficios de la Seguridad Social? No, los pagos de la Seguridad Social y Medicare están garantizados porque se financian a través de fondos fiduciarios específicos que no dependen de las asignaciones anuales del Congreso. Sin embargo, la tramitación de nuevas solicitudes podría retrasarse.

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