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Las prolongadas ausencias del rey de Marruecos

  • En los seis meses centrales del año, de abril a septiembre, el monarca norteafricano ha pasado el 45% del tiempo fuera de su país, sobre todo en París y en un pequeño pueblo francés donde posee un castillo

Las prolongadas ausencias del rey de Marruecos

Las prolongadas ausencias del rey de Marruecos

Cuáles son los dos países africanos que en los últimos años han trasladado su capital? Nigeria, de Lagos a Abuya, y Marruecos, de Rabat a Betz". Esta es una de tantas bromas que circulan por las redes sociales sobre las prolongadas estancias del rey Mohamed VI de Marruecos en Betz, un pequeño pueblo a unos 71 kilómetros al noreste de París donde la familia real marroquí posee un castillo en medio de un parque de 70 hectáreas.

Cuando, el 12 de octubre, la Casa Real de Marruecos difundió un comunicado anunciando que al día siguiente el monarca presidiría, como es costumbre, la inauguración del año parlamentario, varios diputados se sintieron aliviados. Había corrido el rumor de que el soberano iba a prorrogar su estancia en Francia y que, por primera vez, encargaría a su hijo, el príncipe Moulay Hassan, de 14 años, pronunciar el discurso ante las dos cámaras reunidas.

Mohamed VI, de 54 años, se ha ausentado con frecuencia de su reino desde su entronización en 1999. Sus estadías en el extranjero son, sin embargo, más frecuentes y más largas. Este año ha batido probablemente un récord. Durante los seis meses de mitad de años, entre el 1 de abril y el 30 de septiembre, ha permanecido fuera de Marruecos 81 días, es decir el 45% de su tiempo.

Del 7 de abril al 14 de mayo estuvo sucesivamente de vacaciones en Cuba y en Florida, acompañado por su esposa y dos hijos, y después, ya sin la familia, entre París y Betz; del 6 al 14 de julio y del 21 al 31 de agosto, según informaciones publicadas por la prensa marroquí. Regresó de nuevo a París el 4 de septiembre para operarse, dos días después, de un pterigión (bulto en forma de cuña) en el ojo izquierdo que le tapaba parcialmente la córnea.

La operación podría haberse efectuado en Marruecos, pero el rey quiso que se la hicieran en el centro oftalmológico Quinze-Vingts de París. "Se trata de una intervención oftalmológica banal ampliamente practicada localmente", escribió el doctor Othmane Boumaalif en el diario digital marroquí Le Desk. El profesor Jean-Philippe Nordmann, jefe de servicio en Quinze-Vingts, y el médico personal del monarca, Abdelaziz Maaouni, prescribieron a Mohamed VI "un descanso de una duración de 15 días", según un comunicado que firmaron conjuntamente el 6 de septiembre. Su estancia en París duró, sin embargo, 23 días.

Mohamed VI volvió por fin a Marruecos el 30 de septiembre y, como sucede con frecuencia cuando regresa, tuvo durante 48 horas una intensa actividad. Presidió el 2 de octubre un Consejo de Ministros dedicado esencialmente al programa de desarrollo de Alhucemas, la capital cultural de la región rebelde del Rif que tantos quebraderos le ha dado desde finales de octubre de 2016. Cuando, tras largas estancias en el extranjero, el monarca vuelve a casa, suele sobre todo proceder a múltiples inauguraciones, algunas de ellas atípicas para un jefe de Estado. Inauguró, por ejemplo, en Oujda, en julio de 2008, una piscina municipal, algo que en Europa hubiese correspondido a un concejal o, a lo sumo, a un alcalde.

Tras tres días en Marruecos, el soberano no tardó en volver a embarcar, el 3 de octubre, rumbo a París para someterse a un control posoperatorio, según Le 360, el diario digital más afín al palacio real. La Sociedad Francesa de Oftalmología explica en su página web que, tras la extirpación del pterigión, "los cuidados se circunscriben a la administración de gotas y a la aplicación de una pomada" así como a una protección ocular (un parche en el ojo) durante dos o tres días. Para esta revisión Mohamed VI permaneció en Francia diez días, hasta la víspera de la reapertura del Parlamento marroquí el 13 de octubre.

Justo antes, del 10 al 12 de octubre, el primer ministro ruso, Dimitri Medvedev, efectuó su primera visita oficial a Rabat, pero no fue recibido por el monarca que estaba de nuevo entre Betz y París. Saadeddine el Othmani, el jefe del Gobierno marroquí, trasladó al huésped ruso "las disculpas" del rey que "por motivos de salud" no pudo reunirse con él, según la agencia de prensa moscovita Itar-Tass. La prensa marroquí no dio, por su parte, ninguna explicación sobre el plantón real a Medvedev. Sí informó, en cambio, de que el soberano había ofrecido un almuerzo a Medvedev, pero omitió señalar que Mohamed VI no estuvo presente.

La cita fallida con Medvedev no es una sorpresa. La lista de entrevistas reales anunciadas y no celebradas es larga. Una de las ausencias más llamativas de Mohamed VI, que estaba de nuevo de visita en Francia, se produjo en junio de 2013. No regresó a Rabat para recibir al entonces primer ministro turco, Tayip Recip Erdogan. Éste acortó su viaje y renunció a ser nombrado doctor honoris causa por la Universidad Mohamed V dejando así entrever su enfado. El Othmani, que entonces era ministro de Asuntos Exteriores, había asegurado días antes a la agencia de prensa turca Anadalu que el rey estaría en Rabat para recibir al huésped turco.

Aunque se desplace sin familia, el monarca no viaja solo. Le acompaña un nutrido grupo de cortesanos, servidores, guardaespaldas. Se alojan, en su mayoría, en hoteles del departamento de l'Oise, cercanos al castillo de Betz, y dinamizan la economía local. Una tendera del pueblo reconocía el mes pasado, ante las cámaras de la televisión pública FR3, que se habría visto obligada a cerrar su comercio si no tuviese grandes pedidos desde el castillo. ¿Cuántas personas forman parte del séquito itinerante del rey? Su número sólo fue desvelado oficialmente una vez, en diciembre de 2004, durante sus vacaciones en Punta Cana (República Dominicana). Eran entonces unos 300, según la secretaría de Estado de Turismo de Santo Domingo.

Durante sus vacaciones el monarca da con frecuencia noticias suyas a través de un cauce peculiar: fotos colgadas en la página de Facebook de Soufian el Bahri. Este misterioso joven, que afirma tener 26 años, ostenta prácticamente el monopolio de las instantáneas, con frecuencia selfies, que Mohamed VI se deja hacer con inmigrantes marroquíes cuando está de viaje. En Paris abundan los inmigrantes, pero en Miami o Praga es necesario que los consulados de Marruecos se movilicen para reunirlos a las puertas del hotel en el que se hospeda el soberano. En Hong Kong, en diciembre de 2015, el cónsul fue incapaz de encontrar a uno solo que se prestase a ser retratado porque hay muy pocos los que residen en la ciudad.

Tres días después de la intervención oftalmológica el rey apareció ya en una foto, tomada en un centro comercial de París, con una camiseta negra y un parche blanco que le tapaba el ojo izquierdo. A veces las fotos, que algunos diarios marroquíes se apresuran en reproducir, se difunden con un breve texto en el que el inmigrante marroquí expresa su alegría por haberse encontrado con el monarca que, suele recalcar, que mostró muy atento.

Soufian el Bahri afirma, en las escasas declaraciones que ha hecho a la prensa, que las fotos que publica le son enviadas espontáneamente por aquellos que han tenido la suerte de retratarse con Mohamed VI a lo largo y ancho de este mundo. Parece más probable que sea el séquito del monarca el que se las envíe para demostrar, sin recurrir a un canal de distribución oficial, la popularidad del rey allende las fronteras de Marruecos. El soberano aparece mucho más en fotos con marroquíes en el extranjero que en su propio país.

A las estancias fuera de Marruecos se añaden las vacaciones en su propio reino, cuya duración es más difícil de evaluar porque la prensa no proporciona las fechas. Se han desarrollado, este año, como de costumbre, en Rincón -que los marroquíes llaman M'diq-, en la costa mediterránea entre Tetuán y Ceuta. Incluyen, generalmente, también unos días de descanso en Alhucemas, a los que ha renunciado este año a causa, probablemente, de la tensión que persistía en el Rif.

Varios ministros marroquíes no han tenido, en cambio, derecho a vacaciones. El rey les ordenó que las cancelasen el 25 de junio para dedicarse así de lleno a reactivar los programas atascados de desarrollo del Rif. Aun así, a su regreso de Francia en octubre, destituyó a los titulares de cuatro carteras (Educación Nacional, Sanidad y Vivienda y al secretario de Estado encargado de la formación profesional) porque estaba descontento con su trabajo.

Al margen de los chistes que circulan de cuando en cuando por las redes sociales nadie, en Marruecos ni en el extranjero, evoca las consecuencias de las largas ausencias de un jefe de Estado que, a diferencia de los monarcas europeos, ostenta unos poderes que no son nada protocolarios. La nueva Constitución marroquí, aprobada en 2011, sigue colocando en sus manos casi todo el poder ejecutivo. Su absentismo es un caso único en el mundo contemporáneo sobre el que los diplomáticos y los think-tanks de Europa del sur debaten a veces con discreción, pero sobre el que nadie osa tomar la palabra en público.

En esas conversaciones cautelosas aflora a veces una pequeña preocupación sobre la estabilidad de Marruecos a causa de las ausencias reiteradas que ninguna autoridad marroquí explica con argumentos convincentes a sus interlocutores europeos. ¿Le pesa demasiado a Mohamed VI el ejercicio diario del poder, la constante toma de decisiones? ¿Necesita airearse con frecuencia?

Pese a todo no hay en Marruecos ningún vacío de poder. Cuando el rey no está manda su brazo derecho, el consejero real Fouad Ali el Himma, de 54 años. Ambos son amigos desde que se sentaron juntos en los bancos del colegio real de Rabat. La prensa describe a veces a El Himma como el virrey. Para acceder al soberano hay que pasar por él aunque se ostente el título de consejero real o se sea miembro del Gobierno.

Uno de los pocos que osó escribir sobre los exilios voluntarios del soberano fue el periodista marroquí Ali Anouzla. "¿Tiene derecho Mohamed VI, que acumula tantos títulos, a ausentarse con tanta frecuencia y durante tanto tiempo sin ni siquiera anunciar la fecha de su viaje y su duración", se preguntó en un editorial de Lakome, su diario digital, publicado el 4 de junio de 2013, justo al concluir una estancia del monarca de cinco semanas en Francia.

El rey no es solo el jefe de Estado marroquí. Es además el Comendador de los Creyentes, el Comandante en jefe de las Fuerzas Armadas Reales, el presidente del Consejo de Ministros, del Consejo Superior de la Magistratura, del Consejos Superior de Ulemas (teólogos islámicos) etcétera. "El absentismo del rey plantea a la vez un problema constitucional, político y moral", concluyó Anouzla.

Lo pagó caro. Tres meses después, el 17 de septiembre de 2013, Anouzla fue detenido y su diario cerrado porque había colocado en un artículo un enlace que conducía al primer vídeo de Al Qaeda en el Magreb Islámico íntegramente dedicado a Marruecos. Este documento aparecía también colgado en las webs de varios institutos norteamericanos dedicados a estudiar el fenómeno terrorista. El periodista marroquí fue acusado por el juez instructor de "brindar ayuda material" e "incitar a cometer actos terroristas". Pasó cinco semanas en prisión preventiva y después fue puesto en libertad a la espera de un juicio que pende sobre él como una espada de Damocles. Aún no se ha celebrado.

Aquel enlace en la página de Lakome era solo un pretexto, según la prensa independiente. Se le reprochaba ante todo haber revelado, en agosto de 2013, el papel del Palacio en la concesión del indulto real otorgado por error al pederasta español Daniel Galván y, dos meses antes, su editorial sobre las largas vacaciones reales que puso negro sobre blanco un problema real que las autoridades de Marruecos se esfuerzan por tapar.

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