TIEMPO El último fin de semana de abril llega a Sevilla con lluvia

DERBI Horario y dónde ver el Betis-Sevilla

La Bella Otero | Crítica

Un pastiche fastuoso

Un instante de la representación de anoche en el Maestranza.

Un instante de la representación de anoche en el Maestranza. / Antonio Pizarro

Lo que más me ha interesado de la obra es su condición de pastiche de las diferentes tendencias coreográficas, musicales, vocales, estéticas y de moda de la época en la que se desarrolla la acción. En este sentido se parece mucho a los espectáculos de variedades que triunfaban en los escenarios del momento, no sólo en París, también en el resto de Europa incluyendo España. No hay voluntad historicista, por supuesto. El flamenco, la ópera o la danza académica, entre otras manifestaciones escénicas, se presentan tal y como se ejecutan hoy, aunque con una vocación de recreación totalmente libre, donde los anacronismos son constantes y bien venidos. En lo que a nosotros se refiere, quizá el momento culminante, en esta línea, fueron los tangos con castañuelas y bata de cola del café cantante, aún más improbable hace 130 o 140 años que ahora, que ya es decir. Pero la obra hay que disfrutarla como una de aquellas de variedades que triunfaban en París, y luego en el resto de Europa, incluyendo España, como españoladas donde el público local, más que sentirse identificado con lo que ve en escena, en absoluto, lo que hace es disfrutar de los trajes, los decorados o los telones, las coreograrías, las músicas, etc. Incluso nos presenta una larga y sorprendente suite de la ópera Carmen con su don José, su Escamillo y compañía. La partitura es, asimismo, un pastiche, en el que la orquesta sinfónica se ve aumentada con guitarra eléctrica, batería y un grupo flamenco.

De la Bella Otero poseemos bastantes datos, al margen de su autobiografía donde, al parecer, oculta más que desvela. Construirse un personaje, que tan habitual resulta hoy, no sólo en el ámbito público, no es nada nuevo, como ven. Pero tenemos también una deliciosa filmación de 1898 realizada en San Petesburgo, en la que nuestra artista baila acompañada a la guitarra por un señor vestido de torero. Pues eso.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios