Los espectadores sevillanos, con los que la compañía canadiense tiene una ya larga complicidad, saben que asistir a un espectáculo del Circo del Sol supone caer en un hechizo, acceder fascinado a algo parecido a un embrujo, sucumbir al talento -y al esfuerzo, porque todo está muy trabajado y medido en sus propuestas, nada es fruto del azar en ellas- de estos magos de la acrobacia y el show business.

Este referente de las artes escénicas en el mundo ha vuelto este viernes 3 de febrero a Sevilla, y Luzia, su nuevo montaje, programado en el Charco de la Pava hasta el 26 de marzo, provoca en el público los mismos efectos secundarios que sus obras anteriores: uno recupera, ante las acrobacias imposibles y las proezas maravillosas que ejecutan los miembros de esta compañía, el asombro que le despertaban el mundo y sus revelaciones cuando era un niño. Con el Circo del Sol todo es nuevo, inesperado, como un regalo la mañana del 6 de enero, como la promesa de un mundo donde todavía no ha entrado el desencanto de la edad y todo es posible. La aventura. La risa. El prodigio. El auditorio con el corazón en vilo porque el desafío parece temerario pero finalmente, por fortuna, ese reto prospera y sale bien.

Pasó con propuestas como Saltimbanco, Dralion, Kooza, Varekai o Corteo, y vuelve a suceder ahora, con esta Luzia que fusiona en su título dos palabras, luz y lluvia. Un homenaje a México, un escenario donde como ocurre con las creaciones del Circo del Sol la imaginación presta su colorido al gris de la realidad, y un hito en la carrera de esta empresa con la cabeza en Canadá y tentáculos en todo el planeta: es la primera vez en la historia del Cirque du Soleil que se utiliza -y mucho- el agua. Luzia es como una cascada que baña de líquido (y de felicidad) el corazón de los espectadores.

Las imágenes del espectáculo 'Luzia' del Circo del Sol

Lo contaban los responsables del Circo del Sol en estos días previos al estreno en Sevilla: que es la primera vez que integran el agua en un espectáculo bajo su carpa, que, para ello, se ha construido un estanque debajo del escenario y se han creado cortinas de agua, y ambos elementos suponen un quebradero de cabeza en el plano acrobático. "Que el agua forme parte del espectáculo ha permitido al equipo artístico sacar la rueda Cyr de su entorno habitual. Dos artistas ejecutando su número sobre el aro encima del agua y bajo la lluvia era, a primera vista, una idea inconcebible. Para resolver este complejo problema de adherencia, se montó un neumático de bicicleta en la llanta de la rueda. Las grandes ideas parecen simples... después de dar con ellas", presumen desde la compañía, donde llegan a las soluciones más fascinantes gracias a la experiencia y la investigación, dos claves del éxito en el Circo del Sol.

En la carpa levantada en el Charco de la Pava se pudieron ver este viernes, guiados por un payaso que llegaba en un paracaídas a ese México imaginario del Circo del Sol, que aterrizaba así en un país rebosante de magia, saltos al aro, acrobacias que planteaban un homenaje al cine mexicano, números de equilibrio sobre bastones, correas aéreas, columpios rusos, contorsiones inimaginables.... escenas acompañadas de faunas legendarias y de mujeres con alas de mariposa, secuencias proclives a un delicioso surrealismo, humor, travesías por el desierto, un recuerdo a la pasión que el fútbol despierta en esa tierra... y mucha lluvia, que es la novedad que aportan los del Circo del Sol esta vez a su universo.

Una fiesta que se despliega con el ritmo endiablado que caracteriza al Circo del Sol, y que reafirmó ese ya viejo vínculo que el público sevillano tiene con la compañía. Hasta el 26 de marzo, cualquiera puede reencontrarse con el niño que fue, pensar que la vida aún reserva la sorpresa y el entusiasmo, todo aquello que creímos haber perdido.