Cultura

Desprendimientos: aprendizajes

  • 'Sendas de Oku'. Matsúo Basho. Ed. Octavio Paz y Eikichi Hayashiya. Atalanta. Vilaür (Girona), 2014. 200 páginas. 18 euros.

Es sabido que entre las vastas contribuciones del ahora conmemorado Octavio Paz, uno de los grandes ensayistas del siglo XX, estuvo su acercamiento a las tradiciones de Oriente en las que el mexicano, tan lúcido a la hora de abordar los orígenes de la modernidad o de las vanguardias, vio una seductora alternativa: "otro estilo de vida, otra visión del mundo y, también, del trasmundo". En el caso del Japón -distinto al de la India, matiza- hablamos de un legado que "no nos ha enseñado a pensar, sino a sentir", y ello puede apreciarse en la traducción del clásico Oku no Hosomichi que Paz hizo junto a su amigo Eikichi Hayashiya. Recuperada por Atalanta, esta versión de Sendas de Oku -primera (1957) de la obra de Basho a una lengua europea- ha desempeñado un papel de primer orden en la recepción de la literatura japonesa y sigue siendo una ventana privilegiada para asomarse a uno de sus momentos cimeros. En uno de los varios preámbulos, explica el traductor las oleadas que ha seguido la fascinación por Japón y el lugar pionero que ocupa en ese proceso el olvidado poeta mexicano José Juan Tablada. Bellamente ilustrado con las caligrafías de los textos originales, este libro supuso también un hito y brilla hoy con la doble luz de los hallazgos cuya historia es inseparable de los objetos mismos.

"El proverbio europeo es falso; viajar no es morir un poco sino ejercitarse en el arte de despedirse para así, ya ligeros, aprender a recibir. Desprendimientos: aprendizajes", escribe Paz. Sendas de Oku cuenta el viaje de dos años y medio -a pie, como en todo tiempo los sabios vagabundos- emprendido por Basho y su compañero Sora a las tierras remotas e incógnitas del Norte, marcha que es asimismo un itinerario poético -ambos componen versos por el camino- y la "peregrinación espiritual" de un hombre ya maduro, iluminado por las venerables enseñanzas del budismo. Los apuntes narrativos o descriptivos, repletos de alusiones a la naturaleza, se alternan con vislumbres que toman la forma ya familiar de los haikús, de trazo ligero y sencillez sólo aparente, cuya maravillosa levedad encierra muchas capas de sentido. Suele hablarse de joyas para calificar libros meramente bonitos, pero habría que reservar la palabra para los que son -como algunas ideas, como algunas personas- verdaderos tesoros.

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