Crítica 'La leyenda de Barney Thomson'

'Ealingbrexit'

LA LEYENDA DE BARNEY THOMSON. Comedia negra, Reino Unido, 2015, 90 min. Dirección: Robert Carlyle. Guión: Richard Cowan, Colin McLaren. Fotografía: Fabian Wagner. Intérpretes: Robert Carlyle, Ray Winstone, Emma Thompson, James Cosmo, Ashley Jensen.

A pocos días del referéndum del Brexit esta película representa otro abandono: el Ealingbrexit o el olvido de la gloriosa tradición literaria inglesa del humor negro que en cine representaron, entre otros, los estudios Ealing con Ocho sentencias de muerte y, sobre todo, El quinteto de la muerte. Robert Carlyle juega esta carta con malas maneras cinematográficas, sin gracia ni ingenio, resolviendo en grotesco y grosero lo que debe ser irónico e inteligente. ¿Será porque esto es humor negro escocés y no inglés? ¡No, por Dios! Stevenson y Conan Doyle eran escoceses.

La cosa va de un barbero malaje, estúpido y para colmo torpe dominado por una madre malaje, estúpida y para colmo posesiva, que al convertirse en sospechoso de ser un asesino en serie vive el momento de gloria de su vida. Es el deslucido debut en la dirección del buen actor Robert Carlyle, que aquí incluso actúa mal y es capaz de convertir a la gran Emma Thompson -en la peor interpretación de su carrera- en una especie de omaíta suburbial escocesa (dicho sea con todo respeto hacia la gran Omaíta nuestra). Completan el reparto un cuarteto de polis tontos y malos que investigan los crímenes del psicópata que se entretiene, como el psycho-killer mediático Jack el Destripador, en enviar penes, orejas, brazos y piernas amputados por correo.

Le falta mala leche para ser ácido, sentido del humor para ser gracioso, convicción para el retrato o la crítica social, talento para el surrealismo o lo grotesco -que al final queda en astracanada grosera- y sentido de la narración y de la imagen para ser director. Le falta todo. O casi. El resultado es una película perrillo faldero que ladra creyéndose un rottweiler lleno de agresividad, humor negro-surreal y crítica. No las tiene. Por mucho que guiñe a los Coen.

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