Artistas de la supervivencia | Crítica

Enzensberger, la galería del siglo

  • Mediante viñetas muy personales, el pensador alemán nos ofrece este peculiar glosario de figuras literarias del siglo XX

Hans Magnus Enzensberger, en Oviedo, en 2002, cuando recibió el Premio Príncipe de Asturias.

Hans Magnus Enzensberger, en Oviedo, en 2002, cuando recibió el Premio Príncipe de Asturias. / Alberto Morante / Efe

Fallecido recientemente, el poeta, editor y pensador alemán de posguerra Hans Magnus Enzensberger (1929-2022) nos ofrece aquí un aguafuerte de autores que, en alusión al título (con permiso de los suicidas), consiguieron sobrevivir a la devastación del siglo XX (dos Guerras Mundiales, la Guerra Fría, conflictos interétnicos en los Balcanes y el Cáucaso, la poscolonización, el terrorismo político, el fin de la URSS, etc.). Hubo escritores y escritoras que se sobrepusieron a los tiempos con decoro y ética intelectual. En cambio, otros y otras tuvieron actitudes mezquinas y parásitas.

Se pregunta Enzensberger por cómo pudieron sobrevivir estos creadores al siglo de las purgas y del terror de Estado, con la ambivalencia moral y política que ello conllevó. Escribimos aquí las preguntas que el propio autor se hace en voz alta. "¿Fueron tan fuertes como para no capitular ante el poder? ¿Sobrevivieron gracias a su clarividencia o inteligencia, o más bien a sus relaciones o a su habilidad? ¿Escaparon de la prisión, del campo de concentración y de la muerte por una suerte rayana en el milagro o ello se debió a estrategias que fueron desde el congraciamiento al mimetismo?"

Cubierta del libro. Cubierta del libro.

Cubierta del libro. / D. S.

Estas viñetas literarias (del francés vignettes) son toda una gavilla de aguadas y estampaciones escritas con viveza, soltura, compresión y, en ocasiones, con divertida mordacidad. Son, en suma, retratos donde aflora el grueso vital y la obra de cada protagonista seleccionado. Son sólo escritores y no músicos o pintores porque, como dice el autor, es el paño que mejor conoce (muchos de sus retratados los conoció personalmente). Predominan los hombres frente a las mujeres, pero lo explica así el compilador con su retranca: "Esta desproporción no la puedo compensar yo. Por favor, diríjanse al Patriarcado". Sí aparecen Gertrude Stein, Colette, Anna Ajmátova, Nelly Sachs, Nadiehzda Mandelstam o las más desconocidas Annette Kolb, Ricarda Huch, Ilse Aichinger o Anna Seghers (¿no nos falta al menos Simone Weil?). El glosario de hombres incluye al mejor elenco, pero siempre escogidos por criterios personalísimos. Son muchos los nombres, los cuales no recitamos por economía (sí decimos que en la nómina aparece Ivo Andric, citado en otra crítica nuestra de estos días). Leído el libro, uno tiene la sensación de haber digerido un gran fresco de cultura en dosis perfectas.

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