johny | crítica de teatro

Estrella es Johny

Guillermo Jiménez, Migue López y Silvie Nys en un momento  de 'Johny'

Guillermo Jiménez, Migue López y Silvie Nys en un momento de 'Johny' / Yoni Flores

La historia de Johny es la de cualquiera de nosotros, la de la búsqueda de nuestra propia identidad. Esa conjunción con nuestro cuerpo que nos hace sentirnos completos y únicos.

En un maravilloso comienzo en el que Sylvie Nys y Migue López cantan una sugerente canción, Guillermo Jiménez nos cuenta una divertida versión de como llegan los niños a este mundo. Y como, a cada uno de nosotros, se nos asigna un libro de instrucciones en el que nos encasillan en colores,  en juguetes y se nos invita a comportarnos de una manera u otra. Pero, de vez en cuando, ese bebé, que es la felicidad de sus padres, llega sin libro de instrucciones. Y le ponemos el nombre de Estrella cuando el bebé quiere llamarse Johny.

Éste es el principio de esta obra para todos los públicos, desde los ocho años en adelante, que la compañía Ñía acaba de estrenar en el Teatro La Fundición. Con dirección de Amparo Marín, Johny  es un cuento para toda la familia en el que el protagonista es un chaval trans que realiza un viaje iniciático para encontrarse a sí mismo.

Mediante canciones, interpretaciones de clown, nuestro amigo Johny, buscando el arco iris, visita la urbanización Irisa’Dor, un paraíso ficticio en el que todo es dolorosamente hetenormativo. Donde se vende una realidad en  la que no tiene cabida y que pronto abandona para adentrarse en un desierto donde se encontrará con un piel roja y un águila que seguirán orientándolo en su camino hacía un espejo que le devuelva un rostro donde se reconozca.

La compañía Ñía ha hecho gala de una gran libertad. Conocedores de los gustos del público adolescente se dirige a ellos  con respeto, igualdad y normalidad tratando un tema, la transexualidad, que a algunos mayores nos provoca todavía inquietud y desazón.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios