La temporada lírica del Maestranza se cierra con las representaciones, desde este viernes hasta el próximo 3 de julio, de Don Carlo, de Giuseppe Verdi, una ópera que para el director de escena Giancarlo del Monaco parte de "la leyenda negra que rodea a Felipe II" para centrarse en las relaciones entre los personajes y hablar de "la imposibilidad de ser feliz en la tierra".

Del Monaco, uno de los creadores más prestigiosos y solicitados a escala internacional, cree que aunque el drama que Verdi compuso basándose en la tragedia de Schiller es "una gran ópera", la escena "más deslumbrante es una escena íntima, y las relaciones entre los personajes son fundamentales". El compositor italiano utilizó "la calumnia sobre Felipe II que inventaron los franceses y los ingleses, que aseguraba que mató a su hijo", pero en el retrato de esas luchas de poder y esos desencuentros el músico volcó algo de sí mismo, de sus frustraciones y de su perspectiva del mundo. "La obra habla de la imposibilidad de ser feliz en la tierra, algo que Verdi sabía muy bien. Él tuvo una vida terrible: perdió a su mujer, a sus hijos, y escribió algunas óperas en las que se advierte la prisa por terminarlas, la necesidad que tenía de comer", opina.

Pedro Halffter, encargado de la dirección musical, señala que dada la ambición de la partitura la ROSS tendrá a 80 músicos en el foso. El encargo ha supuesto también todo un desafío para el Coro de la Asociación de Amigos de la Ópera, añade el maestro, ya que "la parte del auto de fe es uno de los coros más difíciles de la historia de la ópera". En Don Carlo, Verdi oscila entre la luz y las sombras y plantea pasajes de "una inmensa negrura". Halffter cuenta que "en un fragmento en el que se dice la paz del sepulcro, yo sugiero a la orquesta que toquen como si se abriera una puerta a los infiernos".

Este Don Carlo cuenta, como defienden los responsables de esta producción, con una "compañía de lujo", un reparto encabezado por el bajo Ievgen Orlov como Felipe II, el tenor Kamen Chanev como Don Carlo, la soprano Fiorenza Cedolins como Isabel de Valois y la mezzo Dolora Zajick como la príncesa de Éboli. De todos es posiblemente Fiorenza Cedolins la que mejor refleja la profundidad que poseen los protagonistas, cuando ahonda en los contrastes de Isabel de Valois. "Era una francesa en un entorno de españoles, una mujer muy cultivada", explica la soprano italiana, para quien la mujer de Felipe II "tiene dos caras. La primera sería la política, cuando habla desde la responsabilidad de reina. Es una parte en la que la dramaturgia le impone ser controlada y fría, pero ella es lo contrario. Tiene una enorme sensibilidad, una sensualidad que necesita tonos suaves".

Don Carlo llega a Sevilla en una coproducción de la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera, la Fundación Ópera de Oviedo, el Festival de Ópera de Tenerife y el propio Maestranza. Del Monaco considera que la colaboración conjunta "es la demostración de que sin celos, sin estupidez, se puede coproducir a un buen nivel". El director de escena, que acaba de cerrar un acuerdo para abordar 10 óperas en Pekín, sabe que la crisis ha propagado "una situación grave en todo el mundo, incluso en el Metropolitan" y que en encontrar alianzas está el futuro de la lírica. Don Carlo, cuyas funciones serán a las 19:30, es ya la quinta producción en la que trabaja que visita el Maestranza. Reciente aún su último éxito, La fanciulla del West, Del Monaco confiesa modesto que no todo lo que ha traído alcanzaba la excelencia. "Les confieso que mi versión de Madama Butterfly no me gustaba. Era una vieja producción".