Femás 2019

Melodías de una casa española del siglo XV

  • Sephardica recupera el día 27 en el Alcázar la música doméstica de las comunidades judías españolas antes de su conversión forzosa o expulsión en el año 1492

Emilio Villalba, Ángeles Núñez y Sara Marina, los integrantes de Sephardica, durante su ensayo abierto en el Real Alcázar.

Emilio Villalba, Ángeles Núñez y Sara Marina, los integrantes de Sephardica, durante su ensayo abierto en el Real Alcázar. / Juan Carlos Muñoz

Mientras los hombres estaban en la sinagoga, donde sí se permitían la secreta alegría de cantar, en el ámbito doméstico, las mujeres, en una cadena que unía entre sí a abuelas, madres e hijas, se cantaban las unas a las otras las historias de sus vidas, los nacimientos, las bodas, los desamores, las labores de casa y hasta algunas recetas deliciosas, las esperanzas, los temores, y más tarde, tras la expulsión de los judíos ordenada por los Reyes Católicos en 1492, la experiencia desgarradora del exilio. Por eso el programa que presentará el grupo Sephardica, en el marco del Festival de Música Antigua de Sevilla (Femás) que hoy comienza, se titula no azarosamente Las mujeres que conservaron nuestra música.

El concierto se celebrará el próximo miércoles 27 en el Real Alcázar, donde esta formación compuesta por Emilio Villalba, Sara Marina y Ángeles Núñez ofreció esta semana un ensayo abierto de un espectáculo que prolonga la labor de investigación, recuperación e interpretación del vasto y en buena medida desconocido repertorio de la música tradicional sefardí. "Hasta hace poco no nos hemos dado cuenta de que parte de nosotros se fue cuando los expulsaron [a los judíos], pero también una parte de ellos se quedó en nuestro acervo", dice Emilio Villalba sobre esas piezas de raíces medievales que hoy se interpretan en contextos estudiosos, cultos y oficiales pero que en su momento surgieron para amenizar los ritos privados y familiares y se transmitían oralmente, de generación en generación, absorbiendo con el paso del tiempo, a medida que los sefardíes iban encontrando asiento en distintos lugares de la cuenca mediterránea, ecos de otros estilos musicales procedentes del norte de África, los Balcanes o la amalgama greco-turca.

"Yo soy una persona de mi tiempo y por tanto también escucho pop, pero como me llena esta música antigua no me llena ninguna", reconoce Ángeles Núñez. "Estas cantigas nos tocan de alguna forma a todos, se cantaban en el día a día, con ellas las mujeres se explicaban cómo se sentían, por ejemplo cantando junto a la cuna de su niño recién nacido", añade esta cantante de Alcalá de Guadaíra y formación autodidacta sobre el programa que interpretará Sephardica en su concierto, canciones de amor, romances, nanas, con las que el grupo tratará de imaginar –al fin y al cabo, dadas su naturaleza y su forma de transmisión, todo intento de reproducción idéntica es imposible– cómo pudo sonar esta música ligada al alma de las comunidades judías de aquella España (que en realidad aún no era) antes de que tuvieran que convertirse y adoptar otras costumbres (católicas) o bien marchar forzosamente lejos de su casa.

La base histórica y la inspiración creativa de Las mujeres que conservaron nuestra música descansa en una ilustración medieval conservada en un hagadá (libro judío) que se conserva en el puede verse en el Museo de Historia de los Judíos de Gerona. En dicha obra aparecen varias mujeres cantando y tocando instrumentos de cuerda y percusión, como el adufe, las castañuelas o el laúd, que serán, junto con otros (rabeles, salterios...), los que empleará el grupo en el concierto –en el que participarán también, como invitadas especiales en el apartado vocal, la tunecina Rajé Bousleh y la valenciana Rocío Puche– en su intento de darle vida y –literalmente– sonido a esa imagen.

"La gran columna vertebral" de este Femás es la diversidad musical en la Iberia medieval, que de hecho es el lema de esta edición, recuerda Fahmi Alqhai. "Pero no queríamos hacer el típico ciclo de música medieval, sino ofrecer otros puntos de vista. Y eso implica, por ejemplo, enseñar cuáles fueron las influencias en la cultura de la época, que no fueron sólo cristianas, sino también sefardíes y andalusíes", añade el director del festival en el Salón de la Justicia del Real Alcázar, mientras los turistas se agolpan fuera, a la espera de que termine el acto para poder seguir recorriendo este palacio que sirve como bellísimo recordatorio de que, en efecto, la cultura nunca fue, no es una sola pureza, sino en todo caso una inacabable mezca y superposición de muchas.

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