Tuvieron que venir unas músicas de la lejana Chequia a dar una lección de cómo interpretar las muy marianas Cantigas de Santa María en el palacio donde bien pudieron escribirse muchas de ellas, y donde sin duda sonaron allá por el siglo XIII.

Con una presencia escénica de corte prerrafaelita, el discreto apoyo de percusión y un salterio, y el mérito añadido de cantar ambas al tiempo que tocan el arpa, Blazíková y Kabátková demostraron no solo conocer profundamente el estilo, sino tener trabajadísimo un repertorio que, no en vano, sacaron en disco en 2015. Así lo demostraron unos arreglos imaginativos, preñados de ideas y en los que explotaron a fondo todo el abanico de recursos vocales e instrumentales que los musicólogos permiten usar a los músicos historicistas para dar variedad a las desnudas monodias medievales: pedales ritmados, ostinatos, polifonías improvisadas en voces y arpas, instrumentaciones... Todo al servicio de una buena caracterización de cada pieza y de unos textos bien pronunciados (un tanto a la portuguesa), aunque difícilmente inteligibles en voces agudas y una acústica envolvente. Lo estrictamente interpretativo estuvo a la altura de lo esperable en una soprano del prestigio de la Blazíková, a cuya dúctil voz dio buena réplica, también en los expuestos unísonos, Kabátková.