Cultura

Heroísmo y poesía en el teclado

Programa: Cuatro Scherzos de F.Chopin; Sonata en Si menor, de F. Liszt. Piano: Elena Blagulyak. Lugar: Pabellón de Juventudes Musicales. Fecha: Martes, 24 de febrero. Aforo: 35 personas.

La velada se las prometía muy interesante a la vista del denso y apasionante programa, pero nada sabíamos hasta el momento de la joven pianista ucraniana Elena Blagulyak, salvo que valor y ambición musical no le faltaban cuando se ponía ante obras tan exigentes tanto en lo expresivo como en lo técnico. Y que procediendo de la escuela pianística rusa la solvencia técnica estaba cuanto menos garantizada.

Pero los resultados apreciados tras el recital superaron con creces lo esperable, pues Blagulyak se mostró como una gran artista, con lo que el término trae consigo: capacidad de hacer suya la música que interpreta, de sentirla y de transmitir ese sentimiento al oyente. Salvo en los primeros compases del Scherzo nº 1, algo confusos por exceso de resonancia, su dominio del pedal fue estupendo toda la velada, consiguiendo mediante su uso una apreciable gama de efectos sonoros y expresivos. Esta cuestión fue especialmente relevante en la impresionante sonata de Liszt, donde el pedal se puede convertir, si se lo sabe dominar, en un protagonista imprescindible. En la primera parte, centrada en los Scherzi chopinianos, supo hacer un uso controlado del rubato, especialmente en los pasajes más líricos. En éstos, en cambio, faltó un plus de delicadeza y de matización dinámica para completar unas versiones brillantes y apasionadas pero sin perder nunca el control del fraseo y de la claridad de las líneas musicales.

Nada cabe objetar de su traducción de la sonata lisztiana. Con una poderosa y dócil mano izquierda, tan esencial en esta obra, desplegó un fraseo heroico, aquí sí con gran carga poética en las fases líricas.

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