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Si alguien busca en Google información sobre la novela Tú eres la paz aparece Gregorio Martínez Sierra como su autor. Decenas de enlaces a librerías online lo corroboran. Sin embargo, la verdadera autora del libro, un éxito de ventas publicado en 1909, es María de la O Lejárraga. La fecunda escritora firmó un centenar de obras con el nombre de su marido, el empresario teatral Martínez Sierra, con el que formó un extraño tándem artístico.
La dramaturga, política y activa feminista se exilió a Argentina al estallar la Guerra Civil Española, donde finalmente falleció en 1974. El Centro Dramático Nacional la ha rescatado en estos días del injusto olvido en Firmado Lejárraga, obra que se ha podido ver en el Teatro Valle-Inclán hasta ayer. ¿Asistimos al mayor fraude literario de la literatura española? "Negros literarios ha habido muchos y los sigue habiendo desgraciadamente. Mujeres silenciadas ha habido muchas y las sigue habiendo. El caso de Lejárraga no es un caso más. Es una de las autoras españolas más importantes del siglo XX y hasta hace nada su historia era desconocida", reprocha Vanessa Montfort,Vanessa Montfort autora del texto dirigido por Miguel Ángel Lamata.
Montfort destaca de entre todo el catálogo de joyas escénicas y literarias escritas por la riojana su libro Tú eres la paz, "que llegó a la 50 edición en su día, obras de teatro como Canción de cuna, llevada al cine en varias ocasiones –una de ellas por José Luis Garci–, El amor brujo y El sombrero de tres picos".
Lejárraga también fue, en palabras de la autora de Mujeres que compran flores, "una de las primeras feministas españolas con un discurso moderno e inteligente, en el que siendo muy combativa apostaba por la necesidad de que las féminas se formaran; y sumaba al hombre, no lo excluía, de hecho su discurso es muy poco agresivo con el hombre pero deja muy claro los derechos de la mujer y su capacidad intelectual". "Si no hubiera sido por ella yo no estaría firmando una obra en el Centro Dramático Nacional", recalca Montfort.
¿Qué hubiera ocurrido de haber desarrollado su carrera en el siglo XXI? "Yo he llegado a escuchar que no habría escrito tanto, ni habría producido tantas cosas si no hubiera sido porque tenía que dar de comer a la compañía de su marido. Él le pedía libretos constantemente a un ritmo vertiginoso", cuenta. Para la escritora catalana, Lejárraga no fue "una víctima. No está encerrada en casa y su marido con el látigo para que ella escriba. Su prodigiosa imaginación se inventa al dramaturgo y al autor que sería su marido. Martínez Sierra es un personaje más, pero le sale rana. El problema de esa invención, ese gran autor, es que no sabes dónde pararla", defiende.
"Quizá Gregorio escribiera su primer libro de poemas con una edición bastante clara de su mujer, pero toda la producción es de María. Era un secreto a voces en aquella época. Ella lo cuenta en sus memorias y en 144 cartas donde él le alienta a que siga escribiendo. El gran autor se lo inventó ella, que tenía una relación maternofilial con él", cree la autora.
¿Qué papel juega Martínez Sierra en la obra, cuyo intérprete es Eduardo Noriega? "El mérito como gran hombre de teatro, director e impulsor de revistas literarias no se lo quitamos. En nuestras enciclopedias, no se le estudia como el gran director que fue, sino como autor. Y no era autor –ríe–. Ese pequeño detalle hay que reconducirlo de alguna manera", señala Monfort, que no tiene "ninguna duda de que la que escribía todo era Lejárraga".
La dramaturga ha contado con la ayuda de la documentalista Carmela Nogales y las investigadoras Alda Blanco, especialista en el exilio, y Patricia O’Connor, que descubre esas 144 cartas, "un auténtico tesoro". "Si no hubieran estado separados, esas cartas no existirían y no sabríamos con seguridad que la autora era María", recalca.
En 1933 además fue elegida diputada al Congreso de la República por Granada, un lugar que le inspiró además el libro Granada, guía emocional. "Hay dos escenas muy bonitas que ocurren en esta ciudad. Vamos a ver como Jorge Usón, en el papel de Falla, toca al piano mientras ella le dicta el libreto de El amor brujo, y otra donde María le muestra la Alhambra. Falla se queda deslumbrado y es entonces cuando él decide quedarse en la ciudad", desvela Montfort.
Tres exilios se reflejan en la obra: "el del corazón, que hizo que se fuera a Niza para no vivir la infidelidad de su marido en primer plano; el político, cuando su nombre fue borrado por la censura; y el exilio de la memoria, en el que ha estado injustamente hasta ahora, no sabemos muy bien por qué". ¿Cuál es el más doloroso? "El de la memoria es el más duro. Ya no hay censura, no hay franquismo, ¿dónde ha estado esta mujer hasta ahora? Había estudios publicados por Patricia O’Connor en español desde los 70", critica la autora teatral.
En Firmado Lejárraga, la escritora riojana, interpretada de forma soberbia por Cristina Gallego, asiste a la investigación de su vida en clave de thriller. Esos personajes, que son los investigadores, se van a desdoblar en los hombres de su vida. "El texto se ha ido cosiendo a la escena de tal manera que pudiéramos meter en el escenario en hora y media a una mujer que no cabe en ningún teatro, ni en ninguna película. Habría que hacer una serie de muchos capítulos y ni siquiera", reconoce Montfort. La emancipación teatral de Lejárraga llegó.
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