la plaga | Crítica de teatro

Humor versus educación

Un momento de la obra 'La plaga' de la compañía Caramala

Un momento de la obra 'La plaga' de la compañía Caramala

Caramala se hace mayor. Sin abandonar su genuina vis cómica que las ha convertido en uno de los tríos de actrices de comedia más prometedores de Andalucía abordan en La plaga, bajo la dirección de Chiqui Carabante y con la colaboración del autor Sergio Rubio (intervienen, también, en la escritura todo el elenco y el director), una ambiciosa reflexión sobre la educación de nuestros niños y la dictadura de la pertenencia a los grupos sociales.

Virginia Muñoz, Carmen Baquero y Noemí Ruiz se multiplican en el escenario dando pruebas de su versatilidad, dominio de voces, teatro gestual y, sin duda, unas dotes para la comedia que embelesan al público con su sabiduría interpretativa.

Se nota la agilidad de Chiqui Carabante dirigiendo esta historia que se mueve en dos niveles: la del Ampa del instituto formada por madres que demuestran un celo impropio de la pertenencia al grupo y que, ante la aparición de una plaga de piojos, es capaz de montarse una caza de bruja cuando una de ellas ‘abandona el grupo de whatsapp’ . En otro plano, las niñas, encabezadas por Irene, de ocho años, reaccionan contra las decisiones castrantes del claustro de profesores.

Funciona como un reloj cuando se mueven en la parte adulta, la mezcla de comedia y mala uva da excelentes momentos que se pierden cuando asistimos a la revolución infantil ante las reminiscencias nazis de las profesoras.

Alguien me dijo a la salida del teatro ¿No tienes hijos, verdad? Quizás esa fue la razón que me impidió disfrutar de la obra al cien por cien.

Eché de menos el acento andaluz.

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