Ilan Wolff y el poder creativo de la cámara oscura, en el Bellas Artes
El artista israelí presenta en la pinacoteca sevillana una colección retrospectiva de su obra basada en la realización de fotografías con una técnica tradicional
La Torre Eiffel o la Plaza de los Vosgos se presentan únicas tras la mirada del artista israelí Ilan Wolff. Piezas que desde ayer pueden verse en el Museo de Bellas Artes de Sevilla dentro de la muestra Ilan Wolff: Camera Obscura, una colección retrospectiva de la obra del fotógrafo con sesenta trabajos hechos con la técnica tradicional de la cámara oscura.
Hasta el próximo día 5 de noviembre, la pinacoteca sevillana acogerá los resultados de la artesanal manera de trabajar de Ilan Wolff (Nahariya, 1955). El artista manipula el papel con ácidos y hasta con fregonas que deforman la realidad pero no impiden reconocer edificios singulares. El israelí reivindica así los orígenes de la cámara lúcida en esta exposición que, producida por el Centro Andaluz de la Fotografía (CAF), reúne toda su trayectoria, desde 1985 hasta 2008 incluyendo su último trabajo en San Sebastián, donde captó monumentos emblemáticos y quiso hacer la foto más grande del mundo en Anoeta .
El comisario, Juan María Arriaga, destacó ayer durante la inauguración de la muestra que ésta invita a "retroceder a los orígenes de la fotografía, pues es importante tener en mente la memoria histórica de las cosas, saber de dónde vienen". La consejera de Cultura, Rosa Torres, destacó que Wolff, "un artesano de la imagen" de talla mundial, demuestra que con técnicas "muy simples se pueden lograr resultados impresionantes" y más en un mundo dominado por la tecnología.
Wolff, que recorre el mundo con una furgoneta que le sirve de vivienda y de laboratorio al estar habilitada como una cámara oscura, ha recalcado al hablar de este proyecto -que ya ha podido verse, de la mano del CAF, en otrs capitales como Cádiz y Almería- que, al estudiar en 1980 la cámara oscura, empezó a expresar sus "sentimientos" mediante esa técnica de la fotografía estenopeica, hasta pasar en los años 90 a "crear imágenes también con calor y frío, no sólo con luz".
Además, el artista se dio cuenta de que quería "transmitir un mensaje a las nuevas generaciones de que con cualquier material, por básico que sea, se podía constituir un sentimiento".
Así, añadió, convirtió su furgoneta "en una cámara, un cuarto oscuro", y comenzó a transmitir esa filosofía con talleres didácticos, donde enseña, sobre todo a la juventud, que "la fotografía no es sólo el uso de cámaras digitales, sino trabajar con las manos y que con cualquier elemento se puede crear imágenes".
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