Con todas las localidades vendidas ha comenzado la programación teatral de la nueva temporada del Lope de Vega. Dentro del ‘singular’ festival llamado Singular la obra dirigida por Carlos Saura, interpretada por Imanol Arias que reemplazó a Juan Diego tras su estreno, y basada en la obra del premio Nobel García Márquez, consiguió anoche el aplauso unánime de un público entregado.
Gabo no era muy amigo de que sus novelas fueran llevadas al cine o al teatro. No confiaba en ese cambio de género. Lo consiguió Salvador Távora con Crónica de una muerte anunciada (versión teatral) y Arturo Ripstein con su película sobre la misma obra que nos ocupa.
Carlos Saura, hombre consagrado como cineasta se ha acercado muy poco al teatro. Con esta versión de Natalio Grueso nos ofrece una propuesta basada en la interpretación de sus actores. Se ha vuelto invisible en la dirección y propone una visión minimalista con práctica ausencia de movimiento escénico.
La historia desdichada del abandono, por parte del poder, el gobierno en este caso, de sus próceres. Esos 15 años que el coronel lleva esperando para que le concedan su merecida pensión se convierten en el símbolo evidente de la injusticia que se ejerce sobre nuestros mayores.
La versión de Saura no tiene riesgo, la interpretación de todos sus actores es equilibrada y correcta pero no hay pellizco. Imanol luce muy galán para estar famélico. No sé, nada sobra, pero falta algo.
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