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Cultura

José Ramón Sierra regresa a la Cartuja

  • El CAAC hace justicia con el autor, uno de los renovadores de la escena artística sevillana El creador se encargó, como arquitecto, de rehabilitar el Monasterio de Santa María de las Cuevas

El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo hace justicia con la figura polifacética del creador José Ramón Sierra (Olivares, Sevilla, 1945), uno de los actores fundamentales de la renovación de la escena artística sevillana, cuyo trabajo recorre el museo desde sus comienzos -cuando fue premiado por la mítica galería La Pasarela- hasta la actualidad en las diferentes vertientes que ha cultivado el autor: pintor, escultor, diseñador y arquitecto. La muestra, titulada Zigzag y programada dentro de las exposiciones que celebran los 25 años de la fundación del CAAC tiene además un valor simbólico: Sierra fue el encargado de diseñar la rehabilitación del Monasterio de Santa María de las Cuevas que hoy alberga el centro.

Esta intervención servía como punto de partida para afrontar una asignatura pendiente, resaltó ayer el director del CAAC, Juan Antonio Álvarez Reyes, que señaló que hasta ahora Sierra no había tenido la "gran exposición" que merece su producción artística. "Estábamos obligados como Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, y más en un momento como éste en el que estamos reflexionando sobre nuestro pasado y nuestro presente", aseguró. La cita, que abre sus puertas hasta el 23 de agosto, supone una "oportunidad extraordinaria" para entender en toda su magnitud la trayectoria de un "personaje singular" que tiene tras de sí "importantes exposiciones individuales y colectivas y su obra diseminada por museos", como defiende el comisario de la muestra, Víctor Pérez Escolano.

Su primera etapa con los esmaltes -"cuando pequeño descubrí el óleo y me quedé sorprendido con lo que tardaba en secar", expone sobre su rechazo a este material- en los que experimenta con los collages y demuestra su predilección por colores potentes dan paso en el recorrido a sus homenajes a Marcel Duchamp, el referente que más ha influido en su sensibilidad por su "capacidad de reconocer lo nuevo en lo existente" y un icono al que seguirá mirando en su obra plástica o sus estudios sobre la ciudad y las casas.

El conjunto, que reúne piezas de colecciones particulares y de entidades como la Fundación Cajasol, el Reina Sofía, la Fundación Juan March o del propio CAAC, tiene en los Paisajes de tormenta, de 1974, uno de los hitos reconocibles en el historial profesional de un autor que continuaría con una etapa de naturalezas muertas. La apuesta por el acrílico, que empieza a frecuentar desde finales de los 70, que contribuyen al poderoso cromatismo de su imaginario, y sorprendentes instalaciones como la de Dafne (a la que daría forma entre 1989 y 1992) son algunos de los atractivos que depara la retrospectiva de un artista al que, como apunta Pérez Escolano, "ninguna faceta creativa le ha sido ajena" y que aquí se analiza también en su labor como diseñador de sillas y mobiliario, arquitecto y profesor.

Zigzag permite así acceder en una completa aproximación al legado de un artista versátil, una selección que incluye piezas con las que su creador se ha reencontrado "después de 40 años", cuenta Sierra, feliz de ver "todas estas obras juntas. La función de un museo es ésa: la capacidad de generar obra nueva a través de la reunión de obra antigua". El pintor, del que se prepara un libro que saldrá próximamente, bromeó ayer con la facilidad con la que sus creaciones se extraviaban. "De mis Diez paisajes de tormenta, un transportista perdió uno. Espero que fuera un acto de amor y no por la tendencia a ir a la basura de mi trabajo. Zóbel compró 5 ó 6 cuadros pre-Pasarela y desaparecieron. Y un compañero de la Escuela de Arquitectura se hizo con una pieza mía cuando era soltero. Y cuando se casó, no se supo más de ella".

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