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Teatro para la familia

Una singular extranjera viaja por la Tierra

  • ‘La Principita’ del Teatro Clásico de Sevilla, una buena alternativa para las vacaciones navideñas

Una imagen de la traviesa Principita creada por Alfonso Zurro.

Una imagen de la traviesa Principita creada por Alfonso Zurro. / Luis Castilla

Antes que nada, hay que aclarar que La Principita, la que estará en el escenario del Teatro Central desde esta tarde, esperando que los niños, ya de vacaciones, vayan a conocerla acompañados de sus familias, no es sencillamente una versión femenina del reflexivo y melancólico Principito que habitaba en el asteroide B612.

Es cierto que el punto de partida ha sido el celebérrimo cuento del francés Antoine de Saint Exupery (1900-1944), y que podría considerarse su continuación, puesto que en la pieza aparecen muchos de los personajes y de los lugares del original, escrito en 1943; pero esta Principita, curiosa, activa y pizpireta, tiene una personalidad bien distinta.

Durante los últimos años, el Teatro Clásico de Sevilla ha ido alternando sus espectáculos para adultos de gran formato con otros dedicados al público familiar e infantil. Hace dos años fue Don Quijote en la patera (Premio Lorca al Mejor Espectáculo Infantil y Familiar de 2017) y ahora, después de entrar en el mundo del siglo XX de la mano de Valle-Inclán -Luces de Bohemia (entre otros, Premio al Mejor Espectáculo en el Festival Don Quijote de París), ha sido su último gran trabajo- se planteó afrontar, para su proyecto infantil, una historia igualmente contemporánea.

Y es seguro que ninguna obra del siglo XX ha tenido mayor repercusión que El Principito, de la que se han vendido más de 140 millones de copias en todo el planeta tras ser traducida a 250 lenguas. El problema es que El Principito no es teatro y, en realidad, tampoco es un libro infantil.

Al final, a punto de abandonar el proyecto, encontraron un nexo de unión o de arranque en el personaje del Piloto, profesión de la que vivió –y murió en 1944– Antoine de Saint Exupery.

Al final de libro, en efecto, el piloto, que había conocido al Principito gracias a una avería de su avión en pleno desierto del Sahara, regresa cada año al lugar donde éste había desaparecido y, frente al paisaje que él mismo pintara, nos dice: “… Si llegáis a pasar por allí, os suplico: no os apresuréis; esperad un momento, exactamente debajo de la estrella. Si entonces un niño llega hacia vosotros…”

“Ése fue el punto que me abrió la mente y me hizo preguntarme, ¿por qué no puede llegar también una niña procedente de otro planeta? A partir de ahí, aunque en paralelo con el original y conservando las cuatro o cinco frases que han hecho famoso el libro y los espectadores pueden reconocer, he escrito un texto completamente nuevo, una obra en la que el personaje principal llega a la Tierra en el momento actual, con los acontecimientos que ahora nos preocupan y nos lacran”, dice Alfonso Zurro, autor del texto y responsable de la puesta en escena de La Principita.

Colaborador habitual de la compañía sevillana de Teatro Clásico, Zurro tiene casi una decena de textos infantiles en su haber –La caja de música, publicado por Anaya, es uno de los más representados– y una gran experiencia a la hora de escribir directamente para el escenario y para el público al que se va a dirigir, que en este caso son unos niños que juegan poco entre ellos y miran mucho el móvil y los videojuegos.

Sin embargo, y a pesar de que la pieza contiene escenas breves e imaginativas donde resalta lo lúdico, así como la música y las canciones (obra de otro colaborador del grupo, Jasio Velasco), insiste Zurro en que “esta obra no quiere quedarse en un simple juego de imágenes atractivas ni en un puro entretenimiento, sino provocar de algún modo la curiosidad de los más pequeños hacia los temas más actuales. Porque, con todas sus aventuras, la Principita es alguien que viene de fuera, alguien extranjero en un planeta lleno de contradicciones”. Para contar este viaje sin destino por el vapuleado planeta Tierra, la compañía se ha valido de tres actores: Alicia Moruno, que dará vida a La Principita, Manuel Rodríguez, que será el Piloto, y un estupendo actor todoterreno como es Javier Centeno que, al igual que en el Don Quijote… dará vida él solito a personajes tan diferentes como Antoine, El Rey, el Zorro, Sacamuelis, Don Pastillero o el Príncipe Verdelechuga.

Para ayudarlos, estarán las proyecciones, un colorido vestuario de Carmen de Giles, la iluminación de Florencio Ortiz y una sencilla pero atractiva escenografía creada por su escenógrafo habitual Curt Allen Wilmer (Premio Max 2017).

Y si El Principito demostró que en una de las épocas más difíciles del siglo XX como fue la Segunda Guerra Mundial, se podía hacer poesía y defender la amistad o el amor y reflexionar sobre la pérdida o la soledad, La Principita nos mostrará que los niños (y las niñas, claro está) tienen mucho que decir frente a las paradojas de este no menos convulso siglo XXI.

La obra, que se estrena esta noche en el Teatro Central, se podrá ver, a las 18:00, hasta el 4 de enero, salvo los días 24, 25 y 31 de diciembre y 1 de enero.

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