Artes escénicas

Un clásico con aromas de Oriente

  • La danza clásica se adueñará la próxima semana del Maestranza con una brillante versión de ‘La bayadera’, interpretada por el Ballet Nacional Checo con la Ross en el foso

Una imagen de la escena coral del Reino de las Sombras.

Una imagen de la escena coral del Reino de las Sombras. / Pavel Hjny

Siguiendo la tradición, el Teatro de la Maestranza inicia con danza su año teatral. En esta ocasión, el título elegido ha sido La bayadera, un ballet que vio la luz en el célebre Teatro Bolshói de San Petersburgo en 1877 y que, en gran medida, puede considerarse hijo del Romanticismo, al que debe sin duda su exótico argumento, escrito por Serguéi Judekov a partir de dos dramas del poeta indio Kalidasa.

El término “bayadera” hace referencia a las mujeres consagradas a la danza y dedicadas al servicio de los dioses. Esas figuras llenas de misterio eran llamadas “devadasi” en la India, pero los navegantes portugueses que arribaron a sus costas en los siglos XV y XVI las llamaban “bailadeiras”, de donde deriva el nombre de “bayaderas”.

La protagonista es Nikiya, una bayadera que se enamora del príncipe guerrero Soror, destinado a casarse con la hija del Rajá a pesar de estar enamorado de la muchacha, a la que promete, sobre el fuego, su amor eterno. Pero el Gran Brahmán del templo también está hechizado por Nikiya y no acepta de buen grado el rechazo de ésta. Así pues, todos estos amores están abocados al más fatal de los desenlaces, dada la castidad que debían guardar las bayaderas y los celos del Gran Brahmán y de Gamzatti, la prometida de Soror, quien durante la ceremonia previa a su boda le envía un venenoso áspid oculto en un cesto de flores.

El toque oriental no puede faltar en esta pieza. El toque oriental no puede faltar en esta pieza.

El toque oriental no puede faltar en esta pieza. / Pavel Hjny

Todo este exotismo, sin embargo, cuyo aroma trata de reflejar el compositor Ludwig Minkus, se mezcla con el academicismo de su coreógrafo Marius Petipa, el verdadero impulsor del ballet blanco de la época imperial rusa. Como en todas sus obras, éste introdujo en La bayadera algunos pasos a dos cuyo único fin es lucir el virtuosismo de los bailarines, así como escenas corales tan brillantes y célebres como la del Reino de las Sombras, en la que aparecen 24 espectros de bayaderas ataviadas con el proverbial tutú blanco.

Para interpretar tan triste historia llega a Sevilla el Ballet Nacional Checo, una institución fundada en 1883 y de identidad claramente centroeuropea aunque constituida hoy por 81 bailarines procedentes de 14 países. Desde la pasada temporada, el Ballet está dirigido por el polaco Pilip Barankiewicz, bailarín invitado de la compañía en numerosas ocasiones desde 2003, mientras que el responsable de la coreografía (adaptación de la de Petipa) ha sido el mexicano Javier Torres, experto en el Método Cubano de Ballet y bailarín durante años del Ballet Nacional de Finlandia, con más de 35 trabajos coreográficos ya en su currículo.

Como casi todas las grandes compañías actuales, el Ballet Nacional Checo posee un repertorio bastante ecléctico en el que los títulos clásicos se unen a programas mucho más neoclásicos y contemporáneos. Entre los primeros, baste citar las doce adaptaciones diferentes que tiene en su haber de El lago de los cisnes, un título que ofrece también esta temporada en una nueva versión de John Cranko. Entre los coreógrafos del siglo XX y XXI, uno de sus preferidos es, sin duda, el checo Jiri Kylián, cuatro de cuyas piezas ha presentado en 2018 en un programa destinado a celebrar el centenario de Checoslovaquia. También de 2018 es la producción Kafka: Proces, un ballet basado en el célebre libro del escritor checo, con coreografía del italiano Mauro Bigonzetti.

Los papeles centrales de La bayadera han dado fama a grandes estrellas del Ballet. Entre ellas, Anna Pávlova alcanzó con él su primer gran éxito en 1902 y, en 1958, Rudolf Nuréyev triunfaría en San Petersburgo -donde el papel fue estrenado  Lev Ivanov- con su personal versión del guerrero.

En el Teatro de la Maestranza, con la obra en cartel del 9 al 12 de enero, a las 20:00, estos papeles serán interpretados por diferentes solistas de la compañía. El ruso Nikita Chetverikov será Soror el día del estreno, compartiendo papel el resto de los días con Adam Zvonar y Giovanni Rotolo mientras que la joven bayadera estará a cargo de Alina Nanu el día 9, en alternancia con Nikola Márová y con la japonesa Miho Ogimoto.

Para completar los muchos atractivos de la velada, la música de Minkus estará interpretada en el foso por la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, dirigida por Václav Zahradnik.

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