A León Lasa le gustar viajar a destinos “fríos, con poco público”. Quizá porque estas tierras “de naturaleza inmaculada” le invitan a  practicar la que es una de sus mayores pasiones: la literatura de viajes. En Noruega es el regreso del escritor sevillano de orígenes vascos al género tras Por el Oeste de Irlanda, dedicado a “una isla de belleza inigualable”, y Al sur del Sur, sobre su aventura por la Patagonia, todos editados en el sello Sotavento de la editorial Almuzara, que llega con éste a su décimoquinto título.

En una amena y concurrida presentación ayer en la Casa del Libro a cargo de José Daniel Serrallé e Ignacio Romero de Solís –amigos y cómplices del autor en innumerables viajes por la Alfalfa–, y del editor David González, León Lasa (1961), colaborador de Diario de Sevilla, invitó “a viajar, sin necesidad de un billete de avión y desde el sillón de casa, a Noruega entre fiordos, glaciares e icebergs” en lugar de las “incomprensibles escapadas de fin de semana a 200 kilómetros”.

A diferencia de las obras anteriores, “en esta narración gran parte de la travesía trasncurre por mar”, subido al legendario barco Hurtigruten, un navío de línea con más de 120 años de historia que recorre el país escandinavo de norte a sur. “No se trata de un crucero sino de un barco de línea”, insiste, que nació cuando el país no tenía el sistema de carreteras del que hoy disfruta y era “la única manera de unir norte con sur, desde Bergen a Kirkenes”.

En su tercera incursión en la literatura de viajes, el letrado hispalense, que ejerce su profesión como abogado del gabinete jurídico de la Junta de Andalucía,  “derrocha una profunda erudición” en la que no están exentos “los homenajes gastronómicos” y las “anécdotas divertidas”, según apuntó Romero de Solís, periodista, crítico gastronómico y confeso “envidioso” de este viaje que Lasa realizó entre abril y mayo de 2007.

Además de un personal recorrido por tierras escandinavas “por barco, en su mayor parte, pero también a pie con una mochila a la espalda”, el libro ofrece  “una aproximación a la historia del país, así como un retrato del paisanaje” que se fue encontrando a su paso en un periplo en el que sólo le acompañaban las lecturas de los  grandes autores nórdicos, como Henrik Ibsen o el Nobel Knut Hamsun, y un cuaderno de notas para apuntar reflexiones que nacen de la comparación de sociedades y modos de vida. Porque, si algo le ha servido este viaje, es para constatar, una vez más, que “donde vivimos no es el ombligo del mundo”.

Un largo viaje por a Antártida, promete, será su siguiente destino, y a buen seguro, su próximo libro.