50 años en la SGAE

Pioneros que siguen albergando el entusiasmo

  • La SGAE entrega la Llave de la Casa del Autor a diez de los más reconocidos autores andaluces que forman parte de la entidad desde hace más de medio siglo

Creadores como Fosforito o Manuel Gerena reciben la Llave de la Casa del Autor por llevar 50 años en la SGAE / Juan Carlos Vázquez

En la mañana del lunes la sede de la SGAE acogió el acto de entrega de la Llave de la Casa de los Autores a diez de los más reconocidos miembros de dicha sociedad, que llevan más de 50 años perteneciendo a ella. También de una rosa, otro símbolo precioso, según Antonio García Barbeito: “Una llave para que siga abriendo nuestra capacidad de creación y una rosa para colocarla en la mesa de trabajo”. Palabras muy adecuadas porque según manifestó antes Antonio Gonzalo, presidente del Consejo Territorial de la SGAE, “la mayoría de los premiados siguen trabajando con el mismo entusiasmo, la misma pasión y con mucha más experiencia”.

Gonzalo presentó el acto, señalando que los homenajeados se apuntaron a la sociedad de autores en los años 70, “años prodigiosos, de grandes cambios políticos, sociales y de todo tipo, que dieron lugar a una enorme explosión creativa en todos los campos, una innovación y una ruptura con elementos anteriores; fue una generación profundamente fértil, que ha influido muchísimo en los creadores posteriores”. Nos invitó a observar como debido al signo de aquellos tiempos entre los homenajeados había nueve hombres y una sola mujer, para después felicitarse por el ánimo de la SGAE en acabar con este techo de cristal y celebrar que “por primera vez la secretaría general y la dirección general de nuestra sociedad de autores están ocupadas por dos mujeres; todos nos sentimos orgullosos de lo que estamos avanzando en el reconocimiento de la labor de ellas”.

Una de las citadas, Marta Baca, secretaria general, hizo uso de la palabra seguidamente para agradecer a todos los homenajeados “la decisión de poner en nuestras manos una de sus propiedades más especiales: sus obras; en un acto de generosidad, para encomendarnos su gestión”. Tras ella tomó la palabra José Lucas Chaves, director de zona, para presentar a los homenajeados y hablar de sus merecimientos con una breve biografía.

Por diversas causas solo han podido asistir seis de los diez homenajeados. No estaba Maryní Callejo, que envió su voz grabada agradeciendo el homenaje. Chaves la presentó como “una figura clave del naciente pop rock español en los primeros 60; la primera mujer productora, la quinta componente de Los Brincos, con quienes desarrolló sus particulares ideas de la música moderna, para involucrarse después en las carreras de Los Relámpagos y la Massiel de Rosas en el mar; asistió a Marisol en su transformación de niña prodigio a cantante madura, a Fórmula V, Nino Bravo, Mari Trini, Rocío Dúrcal…”

En representación de Antonio Gala recogió la llave su sobrino, presidente de la fundación para ayudar a los nuevos talentos artísticos, que lleva el nombre del autor, al que Chaves se refirió como “uno de los escritores vivos que gozan de mayor predicamento en nuestro país, prolífico articulista, con una extensa obra teatral y narrativa y una excitante creación poética”. Fueron baja de última hora Vicente Sanchís, “autor fundamental gracias a su ardua labor en el ámbito de la armonía y un destacado desempeño en el arte de la dirección orquestal y la música coral. En Tomares tiene dedicado el Parque de la Música, que lleva su nombre”, dijo Chaves, y Ricardo Pachón, “uno de los productores más influyentes de la historia del nuevo flamenco y de su fusión con el rock, que tantos referentes ha supuesto para bandas actuales de proyección internacional”. Chaves nos recordó también que Pachón “ha producido discos míticos como La Leyenda del tiempo, de Camarón; los tres primeros discos de Lole y Manuel, el debut de Pata Negra y Veneno, además de las primeras canciones de Smash. Es un profesional implicado, que se convierte en el alma de las grabaciones”.

De los presentes, el primero en expresar su agradecimiento fue el maestro José Albero, “uno de los compositores más prolíficos y respetados de marchas procesionales”. Fue también premio Ateneo de Sevilla por el himno a Sor Ángela de la Cruz y realizó los arreglos musicales del himno de Andalucía. Antonio Rodríguez es el creador de centenares de letras de sevillanas. En su intervención recordó sus primeros pasos en el pop con Los Mercury y Los HH, en un guiño a otro de los homenajeados, Fermín Hache, que creó esta última banda junto a sus hermanos Carlos y Jaime. De los componentes de Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán, se ha reconocido la labor de Rodrigo García, del que Chaves nos recordó que “la censura le prohibió Jovencita, una oda al amor descocado adolescente, pero él les coló un gol con María y Amaranta, canto al amor lésbico adelantado catorce años al Mujer contra mujer de Mecano”.

Manuel Gerena y Fosforito Manuel Gerena y Fosforito

Manuel Gerena y Fosforito / Juan Carlos Vázquez

Antonio Fernández, Fosforito, también posee la llave de oro del cante y citó a María Zambrano: “La música es la más pura de las artes y la más bella de las ciencias del alma”; para decir con palabras propias que “el flamenco es un sentimiento, un arte, una música cálida que nos emociona, engancha, pellizca el alma; serena nuestro espíritu y nos humaniza”. Manuel Gerena se arrancó por martinetes para cantarnos que entre la vida y la muerte hay un tiempo que se va, cada minuto merece vivirlo en la libertad. Tiene el dudoso honor de ser el cantante más prohibido de España debido a su mensaje de contenido profundamente social y de carga política y a ser una figura íntimamente ligada al desarrollo del comunismo en nuestro país y reconoció emocionado que “a los diez años no sabía leer ni escribir, trabajé en el campo y me ayudó leer tebeos; en Sevilla fui electricista y entré en el camino del cante y la cultura a través de Miguel Hernández”. En ese mundo sigue, “haciendo 150.000 kilómetros al año camino a los escenarios” y espera continuar mucho tiempo, porque “no cumplo años, sino acumulo juventud”.

Antonio García Barbeito, de origen igualmente humilde: albañil, camarero, trabajador de una almazara de Gines, ha logrado reconocimiento, según Chaves, “como uno de los mayores comunicadores de nuestra tierra, en prensa escrita y en el ámbito radiofónico”. Desde que registró unas palabras que escribió hace 50 años, ¿qué le digo yo a Sevilla que no le haya dicho nadie?, se ha hecho acreedor a este honor “que nunca soñé, pero que hoy guardo en lo más profundo de mi alma”.

El acto finalizó con unas palabras de Antonio Onetti, presidente de la SGAE, para recordarnos que “la felicidad es la mayor aspiración del ser humano. Cuando todo el trabajo se traduce en hacernos más felices a los demás, hay que agradecerlo profundamente”. Y ese agradecimiento ha sido el motivo de esta ceremonia.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios