El cantaor jerezano Luis Moneo ofreció el cuarto de los recitales íntimos, sin megafonía, a la orilla del Guadalquivir, que ha programado la Sala Flamenquería de Triana en esta temporada. Aunque en nuestra ciudad hemos tenido la oportunidad de escuchar a Luis Moneo en alguna colaboración, ha sido en contadas ocasiones que el cantaor ha comparecido en Sevilla como protagonista absoluto. Por eso la del viernes al sábado era una noche señalada. El de Jerez brilló especialmente en los estilos graves. Así la malagueña de Enrique el Mellizo, íntima, radical, que hizo a la manera que impuso Aurelio Sellés a mediados del siglo XX, es decir, con la granaína como introducción. También la soleá, estilo en el que brindó una serie de variantes melódicas muy interesantes. O en la seguiriya, uno de los números más aplaudidos de la noche. No obstante, Moneo también hizo estilos festeros como las cantiñas, donde llevo a cabo un brillante recorrido por toda la geografía cantaora de este palo, los tangos y el fin de fiesta. Moneo es hermano de Juan Moneo El Torta y de Manuel Moneo y, como aquellos, es un profundo conocedor y estudioso del cante flamenco clásico tal y como se concibe hoy en Jerez, concretamente en La Plazuela, articulado en torno a los estilos mencionados. Es un cantaor austero, de voz mate y muy riguroso, tanto en lo que se refiere a la afinación y el sentido del ritmo como respecto al clasicismo de las melodías que interpreta. Ver a este o a cualquier cantaor a solo unos metros de distancia, y disfrutar de su timbre vocal sin mediaciones eléctricas es un lujo que nos brinda este ciclo que aún nos depara citas íntimas con algunos de los grandes nombres del flamenco contemporáneo como Luis el Zambo o Juan Villar, y con jóvenes valores de la talla de Manuel de la Tomasa o Lela Soto. Un lujo al alcance de cualquier aficionado.