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MUSICA FICTA | CRÍTICA

Músicas de ayer, sonidos de hoy

Mallavibarrena y Oliveras.

Mallavibarrena y Oliveras. / ACTIDEA

No es la primera vez que Musica Ficta comparece en el ciclo del Alcázar en una formación inusual en su ya larga trayectoria, la de piano y voz con un repertorio propiamente historicista actualizado a un lenguaje más actual y más acorde con el piano como instrumento acompañante. Bueno, no deja de ser una digresión con aire lúdico y desenfadado pensada para un público no demasiado exigente con la pureza historicista y a menudo más familiarizado con los giros hacia el pop y el jazz con los que Mallavibarrena acerca músicas lejanas al oído actual.

Y lo hace con buen gusto, todo hay que decirlo. El ovetense no es pianista como primera ocupación musical y ello se nota en pasajes algo complicados, como los de la Fantasía que contrahace el arpa a la manera de Ludovico, a los que le faltó claridad en la articulación y limpieza en la pulsación y le sobraron disonancias. A cambio, sus arreglos, que se movían entre el melodismo del pop y el lenguaje del jazz más suave, no desentonaban de las melodías, a menudo modales, de las canciones renacentistas, consiguiendo ensamblar ambos lenguajes de forma coherente. En algunas canciones, como Isabel, perdiste la tu faxa y en la cantata Hor che Apollo, Mallavibarrena se mantuvo muy comedido, más pegado a los acompañamientos originales, con lo se consiguió un bello clima de intimidad. Por otra parte, en Così mi disprezzate reforzó el sentido rítmico del ostinato original con gran eficacia expresiva.

Anaïs Oliveras, de voz de estrecho rango, giro hacia el agudo mal resuelto (adelgazamiento y pérdida de entidad del sonido) y una nasalidad muy acusada que le impedía jugar con los colores de la voz en músicas de tanta exigencia retórica, fraseó con intención y atención a los textos, con esfuerzo para hacerse entender y acercándose al estilo de cantautora tipo María del Mar Bonet en canciones como El cant dels ocells. El homenaje final a Serrat (Paraules d'amor) confirmó esta vecindad estética.

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